Pumas, por el milagro y Tigres a remachar el título

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normallHidalgo Sport. Agencias.- Se vienen los últimos noventa minutos, quizá ciento veinte, de vida del Torneo Apertura 2015 y la emoción, la incertidumbre, son sensaciones que cuentan con muy poca energía para mostrarse en ellos: todo parece definido. Sin embargo, si algo tiene la pelota, es capacidad de sorprender a propios y extraños, por imposible que parezca.
Con un 3-0 a favor de la visita, Pumas recibe a Tigres en Ciudad Universitaria en el duelo de Vuelta de la Final de la Liguilla por el título del Torneo Apertura 2015.
Sin la presencia de más criterios de desempate que la superioridad en el marcador, el equipo de la UNAM está orillado a lastimar por tres goles mínimo, y uno más, preferentemente, a un rival que solo ha sufrido dieciseís anotaciones en 22 partidos (17 de fase regular y cinco de Liguilla, hasta el momento).
En las cinco caídas de Tigres en todo lo que va del Apertura 2015, nunca fue superado por más de un gol de diferencia y solo León pudo meterle dos tantos al derrotarlo. Junto con los Esmeraldas, únicamente, Chivas y Santos fueron capaces de sacudir sus redes en par de ocasiones a un mismo partido.
Por su parte, a lo largo de su, inobjetable, brillante concurso como local en este torneo, Pumas fue capaz de gestar el mismo marcador que necesita para devolverle el drama a esta Final, tres o más goles de diferencia, en una triada de ocasiones: en su debut ante Monterrey, en la fecha cuatro ante Atlas y en la ocho, en contra de Veracruz.
Además, la historia respalda a los capitalinos, pues ya ha vencido a los norteños, en tres ocasiones, en Liguilla por más de tres goles de diferencia.
En la cuestión fáctica, de lo que se vivió en el Universitario de Nuevo León, la insurrección de Pumas luce francamente complicada, casi utópica. El control de la pelota y del partido fue enteramente de Tigres. De hecho, el marcador no reflejó fielmente la superioridad del, en ese entonces, equipo local.
El equipo de Ricardo Ferretti está cosechando los frutos de un trabajo fuerte y prolongado. Los automatismos que exhibe para defender y atacar no son obra de la casualidad, ni de un desarrollo reciente. Cederle la pelota a Tigres es exponerse a ser mareado y luego decapitado; quitarsela orilla al desquicio, al desgaste extremo para encontrar un espacio para lastimar con el alto riesgo de ser victimado, rápida y contundentemente, antes de que eso suceda.
Posiblemente, Memo Vázquez pueda presentar un planteamiento más ofensivo, recargado en la amplitud de cancha y vértigo que regalan Fidel Martínez e Ismael Sosa; fortificado con la sapiencia y cadencia técnica de Cabrera y Ludueña; y aderezado con la potencia de Eduardo Herrera, pero, ¿podría su media de contención posicionarse adecuadamente tras una pérdida de balón? ¿sería capaz su línea defensiva de realizar un marcaje perfecto para contener a los diabólicos Damm y Aquino, en faceta de contragolpe?
De nueva cuenta, y como dicta la sabiduría futbolera, tras el pitido inicial, todo puede suceder. A Pumas le basta dejar el alma, el cerebro y las piernas en Ciudad Universitaria y desapegarse del resultado. Quizá la altura le afecte a Tigres y le borre de la memoria cómo jugar al futbol como una máquina; o quizá los dioses de la pelota sigan socorriendo a los neoleoneses y les permitan seguir bajo esa misma línea de acción que los tiene, a una hora y media, o un poco más, de convertirse en el mejor equipo del Torneo Apertura 2015.

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