Hidalgo Sport. Luis Carlos León.- El seleccionado brasileño se ha caracterizado por tener un juego vistoso que hace que el público se enamore de ellos, a excepción de muy pocas ocasiones los verde amarelha han tenido representaciones en las cuales se les vea mecanizados por definirlos de alguna manera.
Sudáfrica 2010 fue una muestra de ello, en donde no había alegría y sí orden, o al menos eso intentó mostrar el entonces cuadro de Dunga, sin embargo, Kaká era quien le ponía una muy pequeña dosis de magia.
Brasil 2014 fue un interesante ejercicio en el cual se trató de demostrar que la canarihna se reencontraba con el buen futbol y la alegría como común denominador, aun así se vio dependiente de un solo jugador, Neymar; fue tan evidente que en el único que no jugó (quitando el partido por el tercer puesto), perdieron 7-1.
Ayer, ante una selección costarricense muy bien plantada defensivamente y con un Keylor brillante como siempre, Brasil se desesperó hasta que apareció el futbolista que más piensa en esa escuadra, Philippe Coutnho.
No es Neymar y sus clavados, no es Paulinho y su mecanización, no es Thiago Silva y su poderío defensivo y mucho menos Marcelo, con sus recorridos es Coutinho que con el cerebro logró abrir a los ticos cuando él quiso.
Pases entre líneas para proyectar a Neymar, control y calma para descargar con Casemiro, enganches y abertura de espacios para descargar con Willian y con Doulas Costa, en el segundo tiempo fueron algunas de sus acciones que destacaron.
Además, tras noventa minutos en los que la selección centroamericana supo aguantar, Philippe, el verdadero diez de Brasil definió el partido y le dio rumbo a algo que ni Neymar sabía cómo abrir, el 2-0 posterior es anecdótico.
No tendrá los reflectores del que trae el “10” en el dorsal, pero sin lugar a dudas no hace falta tener ese número en la espalda para creerse un jugador fundamental para tu equipo y Coutnho sabe estar en esa zona del más principal de los secundarios, Philippe es el alma de Brasil.
