Hidalgo Sport. Agencias.- Veinte años y hay tanto qué contar…
Es difícil saber por dónde empezar porque son cientos de partidos, infinidad de emociones. Alegrías. Tristezas.
Todo eso y mucho más podría platicar el Estadio Hidalgo.
Hoy, se cumplen dos décadas de su inauguración.
Aquél 14 de febrero de 1993, abrió sus puertas a la gloria, a la pasión de los hidalguenses, principalmente aquellos que son aficionados al futbol.
Desde entonces, se volvió el templo de la pasión, escenario digno para la ‘Cuna del Futbol Mexicano’.
SUS ORÍGENES
La administración estatal de Adolfo Lugo Verduzco comenzó la obra en 1992, asentada sobre una zona de jales, residuos de oro y plata que se acumularon tras varios siglos de actividad minera en la Bella Airosa.
El proyecto respondió a la necesidad de contar con un coso a la altura de los Tuzos, que en ese entonces había regresado a Primera División, después de 23 años.
Pachuca recibió a los Pumas de la UNAM en aquel primer partido.
Jorge Santillana, delantero felino, anotó el primer gol y Leonel Bolsonello el segundo. Aquella vez perdió Pachuca y acabaría descendiendo.
Dos semanas después, Roberto Medina, capitán del cuadro blanquiazul, era el primer tuzo en anotar, durante un encuentro contra Monterrey.
Se pensó el Estadio Hidalgo sería motivo de tristezas, porque en 1995, el cuadro local perdía a primera final que aquí se jugaba. Fue contra el Celaya, en tanda de penales.
ÉPOCA DORADA
No fue así.
A la par de crecimiento del equipo, desde la aparición del Grupo Pachuca (antes Promotora), sobre su campo florecieron las alegrías.
Vino otra final de ascenso que sí se ganó (en 1996) frente a Gallos Blancos; pero al año siguiente se dio otro descenso.
La vuelta definitiva, en la tercera final, se dio en 1998, cuando los Tuzos dieron cuenta de Tigrillos. Y de ahí pa’l real…
Pachuca regresó para quedarse en el máximo circuito y, mejor aún, con
Una época dorada para la camiseta y para su casa.
Cinco finales del torneo mexicano ganadas. Dos perdidas
Y otras cuatro internacionales, todas con saldo a favor para los Tuzos (tres de Concacafaf y una Sudamericana).
Noches y tardes memorables, hazañas de triunfo que la sociedad de nuestro estado jamás olvidará.
COMO NUEVO
En sus primeros diez años, el Hidalgo recibió un regalo: su ampliación y remodelación.
Así fue como se convirtió en un escenario del nivel FIFA, considerado de primer mundo.
Esto hizo posible recibir a la Selección Nacional Mexicana y, hace dos años, un Mundial Sub-17.
Todo esto, sumado a otro tipo de eventos sociales, artísticos (hace una semana ahí se presentó Luis Miguel) y hasta religiosos, como las despedidas a los ídolos Miguel Calero y Pablo Hernán Gómez, que lo hacen un punto obligado de referencia en la capital.
Hoy, con 20 años, se puede afirmar que está en su mejor momento.
Impecable, limpio, moderno y funcional.
Es nuestro querido Estadio Hidalgo.
¡Felicidades!