Hidalgo Sport. AP.- Un joven encapuchado llevándose un aro olímpico, los aros convertidos en tostadoras, o un perro haciéndole algo desagradable a una mascota de Londres 2012, son algunas imágenes estampadas en la capital británica sin la aprobación de los organizadores de los Juegos Olímpicos.
Los encargados de los Juegos buscan proteger la integridad y el valor comercial de la marca olímpica. Pero incluso ellos no pueden controlar el espíritu irreverente de los artistas, que han respondido a la justa deportiva con una mezcla descarada de celebración, escepticismo y sátira.
Una pieza de arte callejero en la ciudad de Bristol, en el suroeste de Inglaterra, que ha sido atribuida al artista Criminal Chalklist y reproducida en camisetas en los mercados de Londres, muestra a un joven con una sudadera con capucha y una máscara corriendo como si se robara uno de los cinco aros olímpicos.
Otra camiseta presenta a los Beatles cruzando una calle de Londres, como en la foto de su álbum “Abbey Road”, pero con los aros olímpicos en la mano.
Otras imágenes han surgido cerca del este de Londres, hogar de muchos artistas de la ciudad así como de los Juegos que se celebrarán del 27 al 12 de agosto. Algunas incluyen a los aros convertidos en aparatos electrodomésticos a manos del colectivo de arte callejero Toaster y la pintura de Teddy Baden de un perrito trepándose libidinosamente a la pierna de la mascota olímpica Mandeville.
“Es algo pícaro”, dijo Baden, que al igual que muchos admite que tiene sentimientos encontrados sobre los Juegos. “Es muy británico burlarse un poco, no es algo malintencionado”.
El espíritu cómico podría ser la razón por la que gran parte del arte callejero de los juegos en Londres ha logrado evadir la atención de los encargados de proteger la marca olímpica, quienes defienden la imagen de los Juegos y sus patrocinadores.
Lee Bofkin, del sitio de internet Global Street Art, dijo que quizá las autoridades no quieren parecer muy estrictas.
“Perseguir a los artistas no serviría para reforzar los intereses comerciales de los patrocinadores”, dijo.
Pero los dueños de negocios que no han cumplido con las estrictas reglas de marca de los Juegos Olímpicos no han corrido con la misma suerte. Una ley aprobada por el gobierno británico antes de los Juegos le da a los organizadores poder para impedir que las empresas usen las marcas olímpicas e incluso algunas combinaciones de palabras como “más alto, más rápido, más fuerte” y “Londres 2012”.
La aplicación de la ley puede ser tan estricta que ha llevado a burlas. Un restaurante en Londres llamado Olympic Cafe se vio obligado a cambiar su nombre, ahora sólo es “Lympic”, mientras que una tienda de lencería en el centro de Inglaterra tuvo que retirar una arreglo en un escaparate que tenía cinco hula hulas y algunos sostenes deportivos en honor a los aros olímpicos.
Los vendedores de alimentos en el Parque Olímpico que no sean el patrocinador McDonald’s tienen prohibido vender papas fritas, a excepción del platillo tradicional británico de pescado y papas fritas. La prohibición de las papas causó escándalo entre el personal que trabaja en las ceremonias de apertura y clausura, quienes lograron que la regla fuera menos estricta temporalmente.
Empresas como McDonald’s, Coca-Cola y Samsung han pagado hasta 100 millones de dólares cada una para ser patrocinadoras oficiales de los Juegos Olímpicos y buscan que los organizadores protejan sus derechos.
Los logotipos de las empresas rivales no pueden estar en el Parque Olímpico ni en una “zona de restricción de anuncios y comercio callejero” alrededor de los lugares donde se realizarán los Juegos.
El público tampoco está exento de estas restricciones. Los organizadores de Londres tienen toda una lista de objetos prohibidos dentro de las instalaciones olímpicas, que además de armas y aparatos para hacer ruido, impide “cualquier objeto o prenda de vestir con mensajes políticos o una identificación comercial destinada a la ‘mercadotecnia desleal”’.
En este ambiente de vigilancia de marca extrema, los tejedores serían las personas que menos pensarían en violar la ley olímpica. Pero eso es exactamente lo que le pasó a un grupo de entusiastas de la lana que decidieron celebrar los Juegos con un reto de tejido llamado los Ravelympics.
Los organizadores del concurso, en el que se pide a los participantes completar un proyecto personal de tejido en los 17 días de los Juegos, no lo podían creer cuando recibieron el mes pasado una carta de los abogados del Comité Olímpico que les ordenaba cambiar el nombre del concurso porque era “irrespetuoso” y denigraba el nombre de los Juegos Olímpicos.
Donna Bowman, una de las organizadoras dijo que los tejedores entendieron la necesidad del comité de proteger su marca, pero que se molestaron porque les dieran a entender que su concurso se burlaba de los Juegos.
“La carta de recomendación parecía estar fuera de lugar al insinuar que los concursos que estábamos haciendo como un maratón de estambre afgano o un heptatlón de hilada a mano, eran algún tipo de chiste que quería parodiar o ser irrespetuoso con los Juegos Olímpicos”, dijo Bowman. “La gente no piensa eso para nada”.
Al final el espíritu pacifista olímpico se impuso y los organizadores le cambiaron el nombre al concurso a los Juegos Ravellenic, mientras que el comité se disculpó por su carta subida de tono.
Bowman dijo que al apresurarse a emitir juicios, las autoridades olímpicas perdieron de vista el punto del maratón de tejido: la gente quiere adoptar el espíritu de los Juegos y participar de alguna manera.
“La gente siente que las olimpiadas no le pertenecen sólo a la NBC, a los comités o a los encargados de dar permisos”, dijo Bowan. “Es una parte de la cultura, no sólo una parte del comercio”.