Monterrey Dejó en la Orilla a Tigres y va a Semis

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normallHidalgo Sport. Medio Tiempo.- ¿Puede un equipo vivir la misma pesadilla tres veces? La respuesta a la pregunta quedó respondida este sábado en el “Volcán”, donde La Pandilla volvió a dejar fuera a Tigres de una Liguilla, en una afrenta que se recordará entre la rivalidad.
El 1-1 de la vuelta, 2-1 global, mandó a los albiazules a la antesala de la Final, donde se verá de nuevo las caras con el América. Tigres, en tanto, quedará marcado nuevamente por su acérrimo rival, que le ha tomado la medida en los últimos años y que puede presumir de ganar los duelos más importantes entre instituciones.
Fue una batalla firmada con sudor y lodo. Con el brillo reservado y el orgullo por delante en cada pelota.
Unos Tigres valientes entregaron el Superliderato muriéndose con todos sus argumentos, al final pocos, pero plausibles por el intento.
Y un Monterrey que sacó toda la experiencia que ha adquirido en Finales, frío para matar y resistente para evitar más sorpresas.
El “Volcán” cantó hasta el final, más de dolor que de orgullo. Las lágrimas de los aficionados felinos se confundían con la lluvia que acompañó el cotejo, y que al final fue factor. Y tuvo que ser una jugada de ésas que quedan fuera del análisis. Tigres ganaba con golazo de Danilinho, pero un “rebanón” de Israel Jiménez enterró las aspiraciones universitarias, al quedarse a dos goles de aspirar al pase.
Con el resultado, Tigres sumó su cuarto liderato en torneos cortos sin lograr ser campeón, mientras que Monterrey ratificó la paternidad en los duelos del orgullo, llegando a 36 victorias por 34 de los felinos, más 28 empates y un duelo sin resultado.
El lustre de un Clásico de altura volvió a inundar la Capital de Nuevo León, pero el resultado fue el mismo que en las anteriores.
Luego del 1-0 en la ida, Tigres requería ganar por el mismo marcador, o bien si Rayados anotaba, llevarse la partida de vuelta por dos goles de diferencia.
El nerviosismo en su máxima expresión, la lucha y al final el inevitable drama del eliminado y el que sigue con el sueño.
El arranque mostró a unos felinos enfurecidos, impulsados por el corazón de su afición y un Monterrey que dio señales de nerviosismo sin su guardián titular, Jonathan Orozco, desacrtado por lesión.
Y fue así que al 12’, Danilinho inclinó momentáneamente la balanza para los de amarillo, en un balón cruzado de punta a punta que el brasileño bajó con el pecho en el área, y tras recortar a Darvin Chávez, cruzó un zurdazo al ángulo, imposible para Juan de Dios Ibarra y cualquier arquero, en el 1-0 que volvió loca a la afición.
El gol conllevó una fiesta. Provocó un Tigre decidido, suelto, sin amarres, sin prestarle la pelota a su rival los primeros 15 minutos, montados ahora sí en un traje de Superlíder.
Eran los instantes que Tigres podía enfilar la eliminatoria, y al 18’ Lobos forcejeó con Basanta, quien cayó, y el Capitán tenía el segundo, pero la puso a un lado de la portería.
Monterrey estaba momentáneamente fuera, y al 27’ Emanuel Villa contra la línea dejó una diagonal impensada, y despuéss Torres pateó con fuerza, pero fuera del marco.
Monterrey perdió el imán con la pelota. Pero apareció el liderazgo de Suazo, quien comenzó a encontrarse con De Nigris en el frente, insuficiente para generar peligro, pero suficiente para apagar un poco la presión del local.
Y fue así que sucedió. Era el minuto 33’. Suazo metió un balón profundo, frontal, a donde no llegaba ningún rayado, fue entonces que Jiménez queriendo despejar, metió un “rebanón” de zurda que clareó a su arquero Enrique Palos y anidó el 1-1 que puso a Tigres contra la pared.
Silencio sepulcral. Sólo una escasa representación de Rayados celebró mientras el “Volcán” no entendía cómo la eliminatoria se ponía otra vez cuesta arriba, ahora con la necesidad de marcar dos goles para revertir.
Lo que siguió fue una constante. Tigres con la pelota, entero, decidido y un Monterrey cetegórico, esperando con personalidad, acechando el contragolpe que matara definitivamente.
El segundo tiempo pareció recargar a Tigres en la fe, pero no alcanzó. Al 49′, en un rebote de López, Danilinho sacó un trallazo que parecía el segundo, pero estremeció el travesaño y volvió al campo ante el alarido de la mayoría.
Pero Rayados ya tenía respuesta y al 52’, Hiram Mier empalmó un rechace de Rivas y puso la pelota en el travesaño, el esférico mordió raya pero sin llegar a rebasar la meta.
Fue entonces que el “Tuca” hizo lo que tanto odia: correr riesgos. Al 54’ sacó al contención Francisco Torres para el ingreso del español Luis García, y al 57’ sacó a Jiménez para el ingreso de Pulido. Tres puntas nominales, tres volantes ofensivos, y media hora para buscar la hombrada.
Pero este Monterrey tenía claro lo que necesitaba, desdoblar a velocidad y presionar en el medio, y al 61’ Suazo en una contra probó a Palos, con milagrosa intervención del arquero que mandó a córner.
Vucetich también jugó sus cartas y al 70’ mandó a Corona por De Nigris, buscando velocidad.
Luis García sólo tuvo una opción clara al 76’, al sacar una media vuelta con veneno, pero la pelota se fue agónica a un lado del poste.
Tigres se desdibujaba. Rayados se crecía y veía tierra. Y todo quedó decretado al 80’, cuando Danilinho, héroe en el primer tiempo, se convirtió en villano al fingir una falta fuera del área y ganarse la segunda amarilla, para dejar a su equipo con 10 hombres.
El tiempo siguió sin emociones en los arcos, y al 93 Roberto García oficializó la nueva afrenta rayada, que lo pone con una paternidad sobre su acérrimo rival, y de nuevo a soñar con otra Final en el nuevo siglo.

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