Hidalgo Sport. Notimex.- Rojinegros del Atlas consiguió su primera victoria del Clausura 2013, al vencer por marcador de 2-0 a “Tuzos” del Pachuca en el estadio Jalisco, dentro de la fecha dos del actual torneo de la Liga MX.
Esta victoria de los tapatíos los eleva hasta la quinta posicion con cuatro puntos, gracias a los goles de Omar Bravo al minuto 35 y Matías Vuoso al 65, con lo que dejan al cuadro de Hidalgo con tres puntos en la octava posición.
Los rojinegros empezaron imponiendo condiciones de juego, la mano de Tomás Boy sobre sus pupilos demostró trabajo y dedicación, aunque fue Pachuca el que más cerca estuvo del gol en la primera media hora.
Antes de los 10 minutos, Héctor Herrera mandó un bombazo que el portero Miguel Pinto pudo desviar a tiro de esquina, y apenas unos minutos más tarde, Isaac Brizuela respondía con zapatazo que Rodolfo Coto mandaba por encima de la portería.
Después de la primera media hora de encuentro los “Tuzos” se pusieron las pilas y se metieron al partido, adelantaron líneas y empezaron a ejercer más presión sobre el arco enemigo, pero justo cuando empezaban a funcionar mejor vino un penal sobre Omar Bravo. El árbitro señaló penal de Da Silva sobre el originario de los Mochis, Sinaloa, y fue el propio ariete quien convertiría la pena máxima en gol para su causa, al minuto 35.
En el segundo tiempo, el argentino naturalizado mexicano Vicente Matías Vuoso puso el segundo tanto, que sellaba el partido, tras una serie de rebotes en la que nada más le toco empujar el balón dentro del área.
El nazareno José Alfredo Peñaloza tuvo una buena labor en el encuentro y amonestó a Ricardo Bocanegra y Jahir Barraza, además que expulsó al 86 a Oscar Razo por los locales. Mostró amarillas al paraguayo Paulo Da Silva, Marco Bueno y Héctor Herrera por los hidalguenses.
QUERETARO REMONTO A LOS PUMAS 2-1
Querétaro, un equipo renovado, que apela al corazón y que pelea como su situación lo indica, jugándose la vida, terminó con una racha de casi un año sin ganar como local tras derrotar 2-1 a unos Pumas que pagaron el grave error de Marco Palacios.
La mala racha queretana terminó después de 357 días, 16 partidos y dos torneos ante unos Pumas que dejan muchas dudas y que lejos están de hacer olvidar la pesadilla de torneo que tuvieron el semestre pasado.
El duelo comenzó trabado en media cancha y sin un equipo que pusiera la pauta en el terreno de juego. La línea de cuatro jugadores en medio campo que implementaron ambas escuadras provocó que el tránsito de la pelota fuera horizontal y la verticalidad quedara de lado.
Poco a poco Pumas se fue adueñando del esférico y creando peligro a través de las llegadas de Luis García, quien ocupó el lugar que dejó Martín Bravo y se convirtió en el jugador más peligroso para el cuadro auriazul.
De hecho la primera jugada que le puso nervio a una portería fue un buen desborde de Cortés para que Herrera rematara mal y el esférico se fuera por la línea de meta.
Pumas empezó a ser mejor, menos Marcó Palacios que se ganó la primera amarilla por el ímpetu de ir a pelear una pelota, llegar tarde y golpear al portero rival. Luego se hizo expulsar de forma absurda cuando Efraín Velarde fue amonestado por una falta, “Pikolín” reclamó airadamente, el árbitro Fernando Guerrero le mostró la segunda amarilla y en consecuencia la tarjeta de expulsión.
En el medio tiempo, Pumas le apostó a cuidarse bien atrás, mantener el orden y apelar a una pelota parada. Esa llegó a los 52 minutos cuando Cortés cobró una falta en tres cuartos de cancha, la pelota se paseó por toda el área sin desvío alguno y se anidó en el arco de Sergio García. Todo fue una ilusión.
Con más ganas y corazón que futbol, Gallos se lanzó al frente pero se encontró con una muralla llamada Alejandro Palacios, quien bajo la portería hizo dos atajadores que hicieron menos grave el error de su hermano hasta el minuto 63.
Ahí llegó la desconcentración de la defensa visitante quien vio como un centro raso por izquierda llegó a segundo poste para que Amaury Escoto lo empujara con marco abierto y pusiera la paridad en el marcador.
Los Pumas se derrumbaron, estaban ahogados y Gallos Blancos lleno de hambre y de suerte. Tras un tiro de esquina, la pelota rebotó y quedó plena para un riflazo de Gonzalo Pineda que se combinó con desvío de la defensa felina para poner el 2-1 definitivo, pues Luis Ángel Landín todavía se dio el lujo de fallar un penal en la recta final del juego.