Hidalgo Sport. AP.- Cuando regresó a Jamaica tras conquistar tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Londres, Usain Bolt no pudo resistirse al recordar los meses previos a las justas en los que era visto como un ser vulnerable.
“Había mucha gente dudando”, dijo Bolt. “Sólo tengo una cosa que decirles: nunca duden de un campeón”.
Y qué clase de Campeón es el carismático velocista jamaiquino de la sonrisa luminosa que no esconde su deseo de verse jugando fútbol con el Manchester United y anima pistas de baile con sus dotes de DJ.
En este 2012, Bolt conquistó los títulos olímpicos en los 100 metros, los 200 y el relevo 4×100, emulando la misma cosecha que había obtenido cuatro años antes en Beijing.
Lo que cinceló en Londres fue sin precedentes en más de un siglo de historia Olímpica al convertirse en el primer hombre en lograr el doblete en los 100 y 200 en citas sucesivas.
Cuando Bolt dice que cumplió con su consigna de ser una “leyenda viviente” del atletismo no tiene nada de hipérbole ni puede interpretarse como el arrebato de alguien presumido sin límites.
Lo que dice es cierto. Nadie puede cuestionarle nada al “Rayo”, el bien ganado apodo que tiene. Se está ante el hombre que es dueño de los tres tiempos más rápidos de los 100.
En la antesala Londres, se debatía si Bolt sería destronado por su rival y compatriota Yohan Blake, luego de sufrir derrotas en el Preolímpico nacional.
Todo sirvió para espolear la ambición de Bolt. “Cuando Yohan Blake me venció dos veces, eso me hizo abrir los ojos. Fue algo así como que él me tocó la puerta de la casa para decirme, ‘oye, este es un año olímpico. ¿Estás listo?’. Me concentré, me puse bien las pilas y respondí”.
Sus victorias han sido lo mejor que pudo haberle pasado al atletismo, el deporte rey de las olimpiadas pero necesitado de una figura luminosa.
Se puede plantear que sus carreras van más allá del despliegue portentoso de verlo dar demoledoras zancadas en unos cuantos segundos.
Antes, durante y después, como nadie, Bolt absorbe toda la atención del estadio al transformarse en todo un hombre espectáculo que disfruta con su papel de divertir a los espectadores con su desenfado.
¿Y qué sigue? En 2013 tendrá que defender sus títulos en el Mundial de Moscú y ya anunció que su plan para la siguiente cita olímpica, en Río 2016, será repetir lo hecho en Beijing y Londres. Nada de embarcarse en otra distancia, como los 800, o en una modalidad de campo, como el salto de longitud.
“No voy a intentar nada diferente en Río. Solo quiero defender mis títulos para demostrarle al mundo que puedo hacer otra vez. Quiero hacerlo tres veces”, dijo Bolt.
No todo fue acaparado por Bolt. David Rudisha, Félix Sánchez, Aries Merritt y Allyson Felix también brillaron con actuaciones imperiales en el mágico verano londinense.
—Rudisha ganó los 800 con un récord mundial de 1 minuto y 40.91 segundos. En una carrera en la que la táctica es fundamental, lo llamativo de la gesta del keniano fue que no precisó que un rival le marcara el ritmo al inicio de las dos vueltas. Rudisha salió disparado a buscar el récord.
—Ocho años después de darle a la República Dominicana su primer oro olímpico al ganar los 400 con vallas en Atenas, Sánchez resurgió como el ave fénix para dejar atrás al estadounidense Michael Tinsley y al puertorriqueño Javier Culson a los otros puestos del podio. Su triunfo, a unos cuantos días de cumplir los 35 años, le permitieron convertirse en el corredor de mayor edad en ganar una prueba de velocidad.
—El estadounidense Merritt ganó los 110 con vallas, una carrera en la que el publicitado duelo entre el cubano Dayron Robles y el chino Liu Xiang no se concretó. Para no dejar duda que es el rey de la prueba, Merritt batió el récord mundial un mes después en Bruselas.
—Con la espina clavada por frustrantes segundos lugares en Atenas y Londres, la estadounidense Felix por fin pudo reinar en los 200.