Hidalgo Sport. Iván Lozada.- El miren miren que locura, miren miren que emoción, ya llegó Miguel Calero… que se cantaba cada quince días en el estadio, ahora se entonará desde el cielo.
Miguel Calero fue la contratación estelar desde allá arriba, y por ello se le la gente se le brindó por completo.
Fue conmovedor. Alrededor de cinco mil personas esperaron pacientemente los restos de Miguel Calero para despedirlo como lo que es: el máximo ídolo en la historia del Pachuca.
El Auditorio Gota de Plata, rematado por la espectacular explanada del Pisal, en el Parque Ben Gurión, fue escenario donde el cariño de la gente por el portero se desbordó.
Ni frío ni casi dos horas de espera apagaron el sentimiento de la multitud, que con banderas en la mano y lágrimas en el rostro aplaudieron y le cantaron al “Cóndor”.
“Gracias, gracias Calerooo, esta barra jamás de va a olvidaaar…
“Ya llegó Miguel Calero para ser campeoooon…
“Oeoeoeoeoe… Condoor…
Condooor…
Cánticos que estremecieron a todos los presentes, antecediendo el ingreso del féretro al recinto donde sería velado.
Jesús Martínez, Andrés Fassi, Rodolfo Cota, Gabriel Caballero, Paulo da Silva y Francisco Gabriel de Anda fueron algunos de los que llevaron el ataúd, todos desquebrajados por dentro por el amigo y compañero.
Así comenzaba una velada de dolor y pena. La noche más triste en la historia de la Cuna del Futbol Mexicano. La noche del adiós a Miguel Calero.
Una larga velada se anticipa en la Cuna del Futbol Mexicano para despedir a uno de sus hijos predilectos: Miguel Calero.
Las oraciones y muestras de cariño para el legendario arquero comenzaron desde la noche del lunes, cuando se anunciaba su muerte cerebral.
Aficionados de la Ultra Tuza acudieron a las puertas del Estadio Hidalgo para levantar un altar de oración en memoria del ‘Cóndor’.
Entre mensajes de aliento, fotografías, guantes y suéteres del jugador, los aficionados del equipo y, posteriormente, público en general que acudió al lugar, fueron encendiendo veladoras, rogando por la salud del ídolo.
Una manta con la leyenda: “Cuando Dios me lleve, te alentaré desde el cielo” y las veladoras formando el número “1” y una bandera de Colombia, dominaban la escena.
Mujeres y hombres, jóvenes y adultos, así amanecieron el martes a las puertas del escenario donde Miguel se hizo ídolo. Ahí se enteraron de su adiós, embargando de luto sus colores. La pena recién comenzaba.