Milenio. Cristóbal Sandoval.- Hace apenas unas semanas celebraba el estreno de El escuadrón suicida, la nueva cinta de James Gunn, donde comparte créditos con figuras como Margot Robbie, Viola Davis y Silvester Stallone; sin embargo, para el actor Joaquín Cosío, la labor diaria no ha cambiado en lo esencial y va más allá de formar parte del universo de DC Comics.
“Lo único que cambia es el catering y la manera en la que ellos manejan los tiempos de descanso”, dice en tono de broma, como no queriendo dar importancia a su entrada triunfal en las súper producciones de Hollywood.
“Aunque sigo agradecidísimo con la oportunidad, creo que la exigencia es exactamente igual al participar en una película de esta envergadura, que en una de Luis Estrada (con quien pasó a la historia como “El Cochiloco”, en El infierno), o de un joven como Alejandro Lozano (quien lo dirigió en Matando cabos). La ambición artística es la misma, por lo menos en mi caso, haga cine en Argentina, China, Estados Unidos o en México”, afirma.
Siempre sencillo, Joaquín agradece que a sus 59 años estén reconociendo el trabajo que por casi cuatro décadas ha desempeñado y, si bien los ojos del mundo se han vuelto hacia él, no considera que esto obedezca a un nuevo furor por los latinos.
Estoy convencido de que el talento no tiene raza ni género, y ahí está Toshiro Mifune, que siendo japonés ganó premios con la película Ánimas Trujano (Ismael Rodríguez, 1961), interpretando el papel de un mexicano y en un tipo de cine totalmente autóctono; el arte trasciende cualquier condición y a un actor no deberían seleccionarlo por el país donde nace, sino simplemente por-que es un buen actor”, asegura. El nayarita, quien está por estrenar dos series más en distintas plataformas, ambas filmadas en Estados Unidos, considera que los estereotipos han quedado atrás.
“Eso está superadísimo. Ya los trabajos de alto nivel los podemos hacer cualquiera, en cualquier momento, y eso salta a la vista. La idea del mexicano que solamente puede aparecer de narco o agachado con un sombrero y un sarape, ya pasó; un ejemplo son todos los compañeros que están haciendo producciones, lo mismo en Colombia que en España, y eso me da mucho gusto”, agregó.
Y aunque admite que la pandemia retrasó varios planes, espera ansioso dos proyectos que llegarán a la pantalla antes de que finalice este 2021: Lecciones para canallas, una película de Gustavo Moreno, y Matando cabos 2: la máscara del Máscara, cinta que protagoniza y donde revive uno de sus personajes más recordados.
“Se siguen estrenando productos, a pesar de la política cultural tan exigua que vivimos. Como siempre, el trabajo del artista se impone a la mediocridad de un medio poco preocupado por impulsar el arte.
La industria del cine tiene que ver necesariamente con recursos económicos, es cara y para responder a ella, se requiere de un gran soporte financiero; con todo y eso, las producciones mexicanas están a la altura de cualquiera, no tanto en número, porque siguen siendo pocas, pero sí en calidad. Y eso es lo que nos mantiene vivos”, reflexiona.