“El río se desborda
todos se convierten en peces.
Dios aparece en una pared descarapelada
yo lo observo detrás de un olivo negro”.
Con estos versos comienza el libro número doce de la Colección Aires del Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván, que auspicia la Diputada Corina Martínez, y que se presentó el viernes 26 a la una de la tarde a través del Facebook Live del Congreso del Estado de Hidalgo, que ha acogido la transmisión de una serie de encuentros entre poetas, investigadores y el editor de los libros, el también poeta, Jorge Contreras.
Flor Negra es la oportunidad de sumar a la colección a una de las voces más potentes de la literatura indígena de nuestro país y ello se refleja en una edición bilingüe español-zapoteco, que permite aludir a la naturaleza de la región oaxaqueña donde la autora creció, rodeada de flores, hierbas y frondosos árboles, como el Pochote, que en otras regiones es como Ceiba o Parota.
Todo esto lo explicó a detalle Víctor Cata, narrador y poeta también zapoteco; Licenciado en Historia por la UNAM y maestro en Lingüística Indoamericana por el CIESAS. Lo que fue posible ya que es un especialista, tanto en la escritura hecha en lenguas indígenas, como en la obra de una autora que ha sido reconocida con el Premio Nacional de Literatura Nezahualcóyotl en 2004.
Natalia Toledo (Juchitán, Istmo; 1967) crea una poesía en la que abundan las imágenes exuberantes y el respeto por la tradición; de hecho, en Flor negra hay una fuerte evocación hacia sus ancestros, quienes le transmitieron los saberes y la belleza de la cultura popular, que se entreveran con tal fuerza en su poesía que le llevan a escribir versos como los siguientes:
Niña con raíces
Tengo una foto en sepia
con los ojos llenos de agua y una flor en los labios
alguien entró a esa foto
y arrancó de raíz la flor.
La presentación reunió a la legisladora Martínez, el editor Contreras y al especialista Cata a través de una plataforma virtual para evocar a la artista, que no pudo estar presente por motivos personales de último momento. Los presentes fueron alternando la lectura con la conversación y encontraron la oportunidad de señalar la faceta de Natalia como diseñadora de ropa y joyería, así como resaltar una muy larga trayectoria -casi de toda una vida- que ha llevado a Toledo a recitales y festivales de poesía alrededor del mundo, como el Rencontres Littéraires Internationales, en Francia, y el Internacional de Poesía de la Casa Nacional de la Poesía, en Argentina.
Es importante señalar que el poemario cuenta con un texto introductorio, que fue leído durante la presentación por Corina Martínez, y en el que el destacado poeta Andrés Henestroza apunta:
“¿Por qué siempre pensé que Natalia era el nombre de una flor, que si no existió iba a existir? Natalia , la poetisa, es una flor que inventa flores; es una rosa, su poesía y los poemas, o flores que inventa, son los pétalos de esa flor. Una flor por su color, forma y perfume.
Los poemas, las flores que son los poemas de Natalia, reunidos, son las sílabas de un canto.
Palabras soñadas, inauditas, inéditas, flores, rosas en las que el perfume es fugaz, efímero, pero eterno, pero permanente; quien oyó un poema de Natalia puede ser que olvide sus sílabas, más nunca su eco: el eco es lo que resta de la lectura de los poemas de Natalia Toledo. Es para mí a la par un entre dulce y doloroso ejercicio sumar ese eco por ver si logro reconstruir el doloroso trance en que Natalia Toledo inventó estas flores que son un eco…”.
En la penúltima presentación de una colección que llegará en breve a 13 títulos (sumando un libro de Jorge Contreras) lo que privó fue resaltar la importancia de la riqueza idiomática, la calidad del arte que se escribe en lenguas propias de los pueblos originarios y la extraordinaria sensibilidad y estética de una poeta como Toledo:
“Dentro de mi corazón
un cienpiés transita,
resiste la pócima de la envidia
como una flor, tiene hambre de insectos”.