Hidalgo Sport. Mediotiempo.- El deporte y ser madre ha sido para algunas deportistas un par de pasiones que se han conjuntado y en varias ocasiones la labor de tener un hijo ha sustituido la gloria en el deporte.
En este Día de las Madres reconocemos a aquellas que han heredado su talento a otra generación. Serena Williams La tenista número uno del mundo sorprendió en 2018 al ganar el Abierto de Australia embarazada.
Serena no detuvo su actividad física en la cancha con dos meses de gestación. Paola Espinosa La clavadista mexicana dio a luz a una pequeña niña en julio de 2018. Paola se alejó de la piscina para tener a la heredera de su talento, una vez recuperada se dijo ilusionada por prepararse para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, mismos que fueron suspendidos por la pandemia de covid-19.
Laura Sánchez La mexicana se despidió de su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro al enterarse de su embarazo. La ganadora de todas las medallas que se pueden conseguir en un ciclo olímpico no pudo hacer la dupla en clavados sincronizados con Paola Espinosa y en su lugar entró Alejandra Orozco.
Incluso, Laura se alejó también del Mundial de Clavados previo a la competencia mundialista y previo a Río, en abril del 2016, anunció su retiro debido a una serie de escándalos por el tema de su embarazo. Jackie Nava y la Barby Juárez En el box los golpes no han detenido a las boxeadoras de cumplir su sueño de ser madres, eso sí, una vez que el diagnóstico es confirmado el riesgo de seguir arriba en el cuadrilátero es latente.
Mariana “La Barby” Juárez es madre de una pequeña niña que tuvo en el 2007, Natasha sueña con ser veterinaria, pero la niña ya sabe ponerse los guantes y apoyar a su madre que se alejó del ring para tenerla y cuidarla durante su primer año.
Por otro lado está Jackie Nava, en el 2013 dio a luz a su primer hija llamada Frida, volvió al cuadrilátero y dos años después anunció su segundo embarazo para regresar apenas en 2017 ante los rumores de un retiro para dedicarse a su familia. Kerri Walsh La estadounidense ganó su tercer oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en voleibol de playa, estando embarazada de cinco semanas de su tercer hijo y, no solo eso, sino que tras la retirada de su pareja ella quiso seguir compitiendo para llegar a Río 2016, de donde salió con medalla, aunque esta vez fuera de bronce.