Hidalgo Sport.- Iridia Salazar Blanco (14 de junio de 1982, Ciudad de México) logró la medalla de bronce en taekwondo los Juegos Olímpicos Atenas 2004, donde subió al podio en la categoría de menos 57 kilogramos.
Retirada del alto rendimiento desde el 2008 (previo la cita veraniega en Beijing), Salazar cerró un ciclo de 26 años en el mundo del deporte, el cual comenzó en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), para dedicarse a terminar sus estudios de la Licenciatura en Psicología, profesión que hoy desempeña en conjunto con la disciplina de sus amores.
“Toda mi preparación fue ahí en el Comité Olímpico, la primera vez todo fue un asombro, ver a los de atletismo, natación, gimnasia, que me gusta mucho, recuerdo todo el Comité, al comedor, es mucha la energía que como deportistas descargamos ahí, más que un centro es un templo de concentración y de enfoque rumbo a sueños importantes”, recordó.
En ese sentido, destacó que llegar a los Juegos Olímpicos fue resultado de la perseverancia, el compromiso, el amor y el trabajo arduo en el taekwondo.
“Cuando miro a Iridia en unos Juegos Olímpicos siento como espectadora mucha admiración, no fue un año de preparación ni dos, fueron 17 años lo que me llevó construir una medalla olímpica y durante esos años me enfrenté a muchas cosas y esa preparación es para siempre, para formar a la persona que eres hoy.
“Agradezco a Dios por permitirme transitar ese camino del Olimpismo porque fueron muchas las cosas que me enseñó y me dejó, y que siguen marcando mi vida”, comentó quien ahora también cumple con su faceta como madre de familia.
Con la preparación mental como una herramienta vital en cualquier aspecto de la vida, Iridia añadió que hay un factor que considera trascendente en su carrera.
“El reconocimiento como seres espirituales fue clave para llegar a donde llegué, cuando uno no solo se mira en el espejo como un ser físico, sino como un ser espiritual que puede alcanzar lo que se proponga, llega el reconocimiento del crecimiento personal y del poder que se tiene.
“Eso lo descubrí a través del deporte, las exigencias de todo el equipo multidisciplinario me ayudaron a ver de lo que era capaz, esa constante exigencia hace que crezcas como persona”, comentó quien destaca en sus propias redes sociales que “el ser humano es como un árbol invertido: tiene sus raíces en los cielos y debe de dar frutos en la tierra”.
Admiradora de todos los deportistas desde siempre, ya que “cada uno tiene su propia historia y metas” como lo constató desde muy joven, resaltó que el taekwondo ha evolucionado desde que comenzó a practicarlo.
“El auge del taekwondo surgió en el 2000, cuando se hizo deporte olímpico, el auge al que me refiero es a la masividad que provocó la primera medalla de Víctor Estrada; no fue hasta Sidney 2000 que se hizo un deporte oficial donde muchas empresas, televisoras, inclusive colegios, empezaron a incluir el taekwondo en sus instituciones.
“Después vienen las medallas de mi hermano Óscar y la mía, las de María, las de Guillermo y continua María dando medallas y eso ayudó muchísimo a la participación de la mujer en estos deportes que en primera instancia se creía que eran como para niños, sin embargo, creo que este aspecto marcial ayuda en todos los aspectos a niñas y niños, va muy de la mano de los valores que como padres queremos fomentar en casa”, dijo.
Sobre los cambios en las competencias en el tatami, la también medallista en los Campeonatos Mundiales 1999, 2001 y 2003, así como en los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003 y Río de Janeiro 2007, reconoció los avances y la adaptación de las nuevas generaciones al actual sistema de puntaje.
“El taekwondo pasó de ser un deporte de apreciación a un deporte donde se empezó a involucrar la tecnología y lo veo bastante favorable, hubo una cierta modificación en las técnicas de pateo, en estos Juegos Olímpicos (Tokio 2020) veo poco a poco que se van adaptando los jóvenes muy talentosos, que ya crecieron con un sistema de petos tecnológicos y que lo han hecho suyo y nos han dado otra imagen del taekwondo”, indicó.
Con el Olimpismo como un estilo de vida, Iridia auguró buenos resultados para nuestro país en este deporte, aún más si se fortalece el trabajo desde la base.
“Siento que hay muchísimo talento en México, jóvenes que nacen con este ímpetu de querer lograr y alcanzar sus sueños, sí veo mucho potencial y esperamos que podamos seguir proyectando y desarrollando talento”, concluyó.