Andrea Ramírez, encausada por su mamá para ir a unos JO

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Hidalgo Sport. El Heraldo.-Las tardes o las noches de verano, de cada cuatro años, eran un viaje en el espacio para Andrea Ramírez: ver a su mamá encender el televisor y con ello, sus emociones se transportaban al escenario en que Belem Guerrero, Iridia u Oscar Salazar o Ana Guevara conquistaron los podios olímpicos en Atenas 2004, encendieron una luz en el corazón de la pequeña Andrea: ir algún día a unos Juegos Olímpicos, pero ni ella misma imaginó el poder que tienen los deseos.

“No me gustaba el deporte, pero veía cómo mi mamá sabía perfectamente cómo calificaban los jueces y sabía de todos los deportes; me asombraba tanto, que pensaba: “!Wow! Quiero ir a unos Juegos Olímpicos”, quería ir a verlos pero nunca pensé en que podría participar. Mi mamá falleció hace diez años y por eso fue muy especial el 2020 para mí, creo que desde el cielo me ve y está muy orgullosa de mí; me pone muy muy feliz que yo, su hija, podré participar allí, para mí es como honrar su apellido y su nombre al decir que en la familia Limón hay una olímpica”, expresó la corredora, quien el pasado 20 de diciembre clasificó al maratón de Tokio 2020 al lograr el tercer mejor crono mexicano femenil en la historia de la distancia: 2:26.34, en el Marathon Project de Chandler, Arizona.

“La preparación a Arizona fue muy bonita. Me sentí motivada y todos los días pensaba en hacerlo bien. Tengo una pizarra en mi casa y en ella escribí en la esquina superior derecha “Juegos Olímpicos Tokio 2021”, consciente de mi meta; además, siempre me sentí apoyada, satisfecha, en paz conmigo misma, disfruté hasta los días malos, aunque me enojara conmigo por los entrenamientos que no me salían bien, me decía “mañana es otro día”. Llegué a dudar que pudiera correr tan rápido, pero en mi corazón sabía que estaba lista” expresó sonriente y aún emocionada, en entrevista exclusiva para ‘El Heraldo de México’.

Pero los logros de hoy no estaban ni en el imaginario de su infancia, cuando su mamá, Guadalupe Limón, trató de involucrarla en el atletismo, sin éxito. “Mi mamá me iba a meter en una competencia de atletismo para niños, pero cuando iba a entrenar, mi prima, que era más chica que yo, me ganaba y mi mamá decía que ¡cómo era eso posible! (Risas). Lo que entonces no sabíamos era que yo era mala corriendo distancias cortas, pero era muy buena corriendo pruebas de resistencia”, expresó Ramírez Limón de 28 años de edad.

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La luz al final del túnel para los Juegos Olímpicos
El descubrimiento de sus verdaderas cualidades le tomó años a la joven fondista. Mientras estudiaba la Licenciatura en Negocios Internacionales, en un intento por mejorar su salud, comenzó a trotar en la pista de la escuela y aunque un entrenador vio facultades en ella, se negaba a practicar formalmente atletismo, hasta que compitió en su primera prueba y, aunque no ganó, se enamoró de la sensación de correr a fondo; fue entonces que debió toma una cuestionada decisión.

“Al terminar la Universidad tuve que elegir si dedicarme a mi carrera y correr por hobbie, o hacer profesionalmente atletismo. Fue difícil porque a mi familia no le agradaba, mis compañeros no entendían por qué lo hacía; siempre he lidiado con el dilema de saber si estoy tomando la decisión correcta, si debo seguir lo que la sociedad dicta, o seguir lo que me apasiona, más porque yo era una corredora ‘común y corriente’. Me decían que perdía el tiempo, que no había hecho nada con mi vida…muchas veces quise tirar la toalla, ya pensaba dedicarme a otra cosa, pero siempre decía “un año más”, “sólo un intento más” y cuando empezó a despegar mi carrera pensé: “no voy a quitar de mi vida algo que me hace tanto bien””, expresó la fondista quien eterna desde hace cuatro años de la mano de Jonnatan Morales

“En 2016 le dije que si podía entrenar con él y desde allí he mejorado muchísimo, gracias a él he corrido muy rápido. Siempre le agradeceré porque es mi ejemplo a seguir, me encanta su tenacidad y su apoyo. Salí adelante gracias a él y fue muy irónico que en la adversidad de la pandemia logramos muchas cosas, aprendí mucho este año”, consideró la corredora quien vivió la contingencia con sus propios temores.

“Viví algo similar con mi mamá: cargando un tanque de oxígeno o con la desesperación de ver a alguien que amas sin poder respirar, ver manos o labios morados…ver que muchas personas viven lo que yo viví me hace sentir muy mal; pero desde 2019, que me propuse correr 10,000 metros en los Juegos Panamericanos de Lima y no lo logré, me dije que mis sentimientos no me deben hacer débil, mi fortaleza deben ser mis sentimientos; por ejemplo: yo tenía 17 años cuando mi mamá falleció y fue muy complicado para mí enfrentar su pérdida, pero ahora creo que seguí el camino del bien; ella me enseñó muchísimas cosas, es mi mayor ejemplo, siempre he querido ser como ella y lograr este sueño de ir a unos Juegos Olímpicos que tanto le apasionaban, es algo que le dedico a ella”, agregó Andrea con una convicción tan grande como el amor que motiva sus pasos hacia su debut olímpico.

ANDREA SORAYA RAMÍREZ LIMÓN
Nace el 5 de diciembre de 1992 en Chimalhuacán, Estado de México

Logros: Se inició hace ocho años en el atletismo de fondo. Se ubicó en 6º sitio en el Marathon Project de Chandler, Arizona 2020 con 2:26.34, la tercera mejor marca femenil mexicana en los 42k. Fue 20ª de entre 105 participantes en el Campeonato Mundial de 21k, donde además hizo su mejor marca personal en la distancia con 1:10.22. (Katya López)

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