Ciudad de México. En el cine, el heavy metal ha sido representado de diversas maneras. Encarnado en un par de descerebrados metaleros en la comedia Airheads (1999), en un falso documental como This is Spinal Tap (1984) o sólo como parte del soundtrack, como en la versión del clásico de 1990 It, con rolas de bandas como Anthrax, Anvil o The Cult.
Afortunadamente, las cosas han cambiado. A través de este arte podemos ver que no sólo se habla del metal como género musical; muchos trabajos reflejan las duras realidades latinoamericanas, pero también con la fuerza y vitalidad de sus habitantes.
A un año de haberse creado, el Festival Internacional de Cine y Metal (Ficime), con sede en Bogotá, Colombia, se ha erigido como un referente importante no sólo en la escena del heavy metal del continente, sino también del cine alternativo, que busca mostrar que la mal llamada “música extrema” va más allá de los clichés en que se le ha encasillado: ruido, violencia, satanismo y drogas, entre otros.
Sebastián Alvarado, director del Ficime, en entrevista con este diario, comentó que la mayoría de las cintas, principalmente las de América Latina que se exhibieron en la primera edición del certamen, en 2019, hacen una crítica social de su entorno político, cultural y social, denunciando realidades que son comunes, como las dictaduras militares, la corrupción, el narcotráfico. “Hay tantos temas que nos agobian, y el metal es un medio para hacer visibles estas situaciones”, comenta.
A propósito de la convocatoria para la segunda edición del Ficime, este año, Alvarado dijo que el festival nació con la idea de visibilizar y apoyar a la industria musical y cinematográfica del heavy metal en su país y el mundo, a través de espacios de reflexión y difusión de este género musical, que ha influido en la búsqueda de identidad de muchas generaciones y se ha alimentado de varias fuentes artístico-culturales.
“En 2014 filmé mi primer trabajo, un documental que titulé Colombian Metalheads. Es un recorrido por mi país que registra algunos festivales de música. Entrevisté a algunas bandas de metal con la idea de que los espectadores los conocieran y apoyaran, ya fuera comprando su música o mercancías, pues en Latinoamérica es muy difícil que alguna banda viva de su música. Por lo general, sus integrantes tienen un trabajo fijo, y en el metal, como un género de nicho, la cosa es más complicada”, explicó.
Aun cuando Alvarado ya contaba con cierta experiencia con el cine, al haberse involucrado con un cineclub en 2010, el reto más grande que enfrentó fue colocar su documental en festival cinematográficos, debido a que su filme no era un trabajo profesional y los certámenes extranjeros lo rechazaron, por lo que solamente se exhibió en la edición del 2016 del Festival de Cine de Bogotá (Bogocine).
“Caí en cuenta de que no había un festival de cine especializado en el heavy metal, por lo que empezamos a buscar contactos, a ver cómo se realizaban los festivales aquí en Colombia, como el de Cartagena de Indias, el de Cali o el Bogocine. Nos empezamos a nutrir de lo que ellos hacían, de su modus operandi; a buscar invitados, películas colombianas y extranjeras, y así fue como nació el Ficime”, relató.
Variedad de géneros
En su primera edición, el festival proyectó 68 películas de 22 países: Rusia, Angola, Egipto, Tailandia o India, de géneros como la comedia, suspenso, drama, así como documentales. “Logramos hacer cinco días de festival no sólo en Bogotá, sino también en cinco municipios cercanos, gracias a la alianza con varios cineclubes, que fungieron como sedes alternas, donde realizamos 26 proyecciones en 18 espacios”, destacó.
El Ficime cuenta con 10 categorías, cinco para cintas nacionales y cinco para extranjeras: ficción, en cortometraje y largometraje; documental, en corto y largometraje, y videoclip musical. En esa versión, Majt’anil- El legado (México, 2019), de Ángel López, obtuvo el premio al mejor cortometraje documental internacional.
La obra aborda la vida de tres jóvenes tzeltales amantes del heavy metal, que deciden rendir tributo a la memoria de sus abuelos a través de su banda Ik’al Ajaw, que significa Dios del Viento. La cinta, en alianza con el 12 Festival Internacional Octubre Negro, fue proyectada en el Centro Cultural Carranza.
El año pasado, debido a la pandemia, no se celebró el festival, pero el tiempo se aprovechó para conseguir recursos para la segunda edición, en junio de 2021. “Para esta ocasión ya tenemos confirmados algunos invitados internacionales y nacionales, entre los que destaca el realizador e investigador puertorriqueño Nelson Varas-Díaz, autor de documentales como The Distorted Island: Heavy Metal Music and Community in Puerto Rico (2015); The Metal Islands: Culture, History and Politics in Caribbean Heavy Metal Music (2016), y Songs of Injustice: Heavy Metal Music in Latin America (2018), quien presentará su nuevo trabajo, Acts of Resistance: Heavy Metal Music in Latin America (2020)”, expuso.
También se contará con la presencia de los mexicanos Luisa Melo y Gonzalo Figueroa, directores del documental Sin barreras. Metal en los reclusorios, que formó parte de la gira de la banda S7N titulada Tour sin barreras, por cinco reclusorios mexicanos. Asimismo, participarán invitados colombianos que miran al heavy metal desde la perspectiva académica en disciplinas como la sociología, la antropología y otras.
El director del Ficime subrayó que la convocatoria para el envío de trabajos está abierta hasta el 30 de abril y los interesados podrán inscribirse en la página https://filmfreeway.com/Ficime.
Alvarado aseguró que abordar el heavy metal desde el cine, hace que cualquier persona pueda ver la cinta sin necesariamente ser fanático de esta música. En la pasada edición del Ficime hubo quienes, por sus gustos cinematográficos, se acercaron a ver las películas y se dieron cuenta de que el metal también tiene mucho que contar, con lo que se rompen ciertos estigmas.
Abraham Díaz, Especial para ‘La Jornada’