HISTORIAS DE VIDA, ELOY JUAN LOZADA GONZÁLEZ

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Por: Olga León Téllez

Cuando se tienen sueños en la mente, fuerza en el cuerpo, y voluntad en el alma y corazón, nada es imposible, y así construyes una vida de bienestar en todos aspectos, simplemente trasciendes y dejas huella.
Así ha sido la existencia de Eloy Juan Lozada González, quien hoy comparte con Hidalgo Sport su Historia de Vida.
Actualmente está rodeado de un remanso de paz y armonía, después de que fue uno de los deportistas más destacados de Hidalgo a nivel estatal, nacional e internacional.

 

HIJO PREDILECTO DE CERRO COLORADO

Eloy es originario de Cerro Colorado, Atotonilco, el ciclismo fue su primer y largo contacto con el deporte cuando apenas tenía 17 años de edad.
“Participé en dos campeonatos nacionales, pero no me fue muy bien, mi bicicleta tenía muchas desventajas, además yo costeaba mis viajes, como siempre, y decidí bajarme de la bicicleta a los 35 años”, comenta Lozada González.

COMO EL AVE FENIX

“Durante 10 años me dedique al chupe y al cigarro porque pensé que ya era viejo, pero también entendí que no había obstáculo para resurgir, y elegí el atletismo para conseguir grandes batallas, no obstante a que ya tenía 46 años de edad.
Inicié en mi pueblo durante una prueba de 3 kilómetros y no llegué, no aguanté nada, comprendí que debía entrenar, dejar de tomar, y el cigarro, y así lo hice con voluntad y disciplina”, confiesa Eloy.

 

CADENA DE ÉXITOS

“Mi primera meta era terminar la Carrera de El Calvario, que reunía a destacados atletas, en la libre y en máster. Después me propuse ganarla y así fue en mi tercera intervención.
Corría a escondidas de mi familia; durante una prueba en Chicavasco, me vieron los promotores y organizadores y me siguieron invitando, hasta llegar a La Vuelta Pachuca, allá por 1985.
Eduardo Pérez Bolaños, que ya era corredor destacado, me platicó que Celestino era el fuerte, que desde que me vio aseguró que ni siquiera iba yo a correr, para su sorpresa siempre fui punteando, pasamos por Cubitos y La Paz y gané en mi categoría”, comenta Eloy con enorme alegría, y disfruta con añoranza sus recuerdos.

NIVEL NACIONAL

“Me invitaron a una carrera a Tulancingo, de ahí a Ecatepec y participé en la de mayores de 47 años, iba en segundo lugar, pero el primero se confundió en una curva, lo rebasé y le saqué 10 metros de ventaja; la gente me gritaba que lo dejara pasar, pero mi lucha era en buena lid, no me dejé y gané” comenta.
“Empecé a colocarme en primer lugar en todas las pruebas nacionales, de las más importantes, el Maratón de Guadalajara, le saqué como 35 minutos al segundo lugar de mi categoría, en febrero de 1987, y califiqué en quinto lugar general.

 

CALIDAD DE EXPORTACIÓN

“Para intervenir en El maratón de Nueva York en 1988, llegué sólo con una agencia de viajes y tramité mi pasaporte, no me querían dar la visa, lo logré en un segundo intento, respaldado en una carta emitida por mi patrocinador”.
En Nueva York no me fue muy bien, con gran dificultad llegué, había medallas para los 100 primeros y crucé la meta en el 99, de 22 mil 500 corredores, me afectó mucho el frío, pero también me motivé y me comprometí a seguir ascendiendo.
Fui a Nueva York dos veces, a Chicago otras dos, a Los Ángeles, Denver, Wisconsin, Oregón y a Finlandia una vez; para no había obstáculo, sólo el idioma, pero siempre había quien me apoyara, de que seguía, seguía, ya estaba ahí”, recalca con marcado entusiasmo y orgullo.

APOYO FORMAL

“Después de ganar el marathón de Guadalajara con un tiempo de 2:21:00, me entrevistó Olga León para El Sol de Hidalgo, y me propuse participar a mayor nivel, y llegó el patrocino de BUME, una distribuidora de materiales de Pachuca.
Con este apoyo no sólo defendí la marca, sino que llevé muy en alto el nombre de Hidalgo ganando todos los maratones, el de Puebla, San Luis, el de los Trabajadores, entre otros”, recuerda el originario de Cerro Colorado.

 

MARATÓN DE GUADALAJARA

Con especial cariño evoca El primer Maratón que corró en Guadalajara, con una premiación 400 mil pesos.
“Me preparé intensamente, me pagaron el hospedaje y la inscripción. Llegando allá me informan que el premio para los de mi categoría sólo era una enciclopedia, yo alegué que habían dicho que 400 mil pesos en mi prueba.
Los gastos ya estaban hechos, yo muy enojado, pero una noche antes decidí participar en plan de entrenamiento, corrí muy tranquilo, no me aloqué y al medio maratón di alcance a todos.
Entonces me lancé a fondo, todos me animaban hasta que me coloqué en quinto de la libre, le seguí y emparejé al ganador quien me superó por sólo un segundo.
Califiqué en quinto general y mi premio fue de 75 mil pesos, pero mi máxima motivación fue el tiempo que registré en ese maratón”, otro de los mágicos recuerdos para Eloy Lozada.

SU RETIRO

“En 1993 cumplía una comisión de pegar propaganda para un baile, cuando me paré en una piedra húmeda y me resbalé, me fui hacia atrás, por no caerme propiné un zapatazo a la piedra y me lesioné gravemente el dedo.
Tardé como 3 años para recuperarme, pero regresé como nuevo, seguí ganando, pero empecé a lesionarme frecuentemente y decidí retirarme definitivamente en el 2010”. Recalca Eloy con un dejo de tristeza, pero emocionado por tantos éxitos que aún dan alegría a su existencia.

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

“He tenido varios reconocimientos, como el mejor deportista de Hidalgo en 1992, y otros aquí en Atotonilco, pero mi premio mayor es poder dedicar mis triunfos a mi esposa Andrea Hernández Linares, y a mis ocho hijos, seis hombres y dos mujeres.
Tengo 81 años, me dedico en darles de comer a las borregas, sigo sembrando mis tierras, es mi pasatiempo favorito, disfruto de la tranquilidad, la naturaleza y la belleza de mi hermoso Atotonilco”.

 

AMOR POR SU TIERRA

“El año pasado trabajé mi tierra con mi yunta, gracias a dios es otra forma de triunfar. Así, con el mismo optimismo y entrega he ganado premios en Agricultura, como productor tengo más de cinco reconocimientos”, presume Eloy con visible alegría y confort.

EJEMPLO A SEGUIR

Ésta es la historia de todo un personaje, de esos que trascienden, dejan rastro, pero lo más importante, sirven de inspiración y ejemplo para nuevas generaciones.
Vaya hasta Cerro Colorado un reconocimiento especial a Eloy Lozada González. Un nombre escrito con letras de oro dentro de la historia del deporte hidalguense.

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