Hidalgo Sport. Marca.- Rafael Nadal lo ha vuelto a hacer este viernes. Dos días después de firmar un épico regreso, tras ir perdiendo por 5-1 y punto de partido ante Daniil Medvedev, el español volvió a remontar un marcador adverso en la Copa de Maestros ante Stefanos Tsitsipas.
Acabó sumando una vital victoria por 6-7(4), 6-4 y 7-5, en 2 horas y 51 minutos .
Él ha hecho su trabajo, pero ahora depende del triunfo de Medvedev ante Alexander Zverev, para pasar por sexta vez en su carrera a las semifinales de la cita de maestros. Cabe recordar que el ruso está matemáticamente eliminado y se jugará el honor, además de 200 puntos y 195.000 euros.Complicadas se le pusieron las cosas para el español.
Si alguien tenía dudas de que Tsitsipas iría a muerte sólo hacía falta ver el marcador. El griego se adelantó con el triunfo parcial en el ‘tie break’ con la sensación de que su servicio parecía intocable.
Es verdad que ninguno de los dos había tener que afrontar pelota de rotura en contra, pero Nadal sólo decantaba a su favor el 54 por ciento de puntos con el segundo saque. Su rival, con un 73 por ciento de efectividad en la misma faceta, le estaba metiendo presión desde el resto.
El guión era el que le iba bien a Stefanos, de 21 años, 12 menos que su condecorado adversario.
Él ya estaba clasificado. En la muerte súbita, el tenista heleno se adelantó con un 4-2, que neutralizó el número uno aunque sin darle la vuelta.
Nadal corría el peligro de quedar eliminado por tercera vez en su carrera en la fase de grupos. Antes le había sucedido en las ediciones de 2009 y 2011.
En 2017 tampoco avanzó, pero es porque se retiró tras perder el primer compromiso de la fase de grupos con David Goffin.
Sabía que si pasaba le esperaba un descansado Roger Federer en las semifinales del sábado. Nunca se rinde y se puso manos a la obra para firmar otra remontada épica. Lo que pasa es que Tsitsipas no es Medvedev.
El griego necesitaba un motivo para seguir luchando y lo obtuvo tomando la delantera en el tanteo.
El jugador más joven en liza tiene un guante en la derecha y con el revés a la mano no enseña el agujero de otras superficies porque la pelota apenas bota sobre el cemento del O2 Arena.
Nadal llegó a la cita de maestros con poco ritmo de partidos. Desde que el pasado 8 de septiembre se coronó por cuarta vez en el US Open, tan sólo ha jugado seis partidos: tres en París-Bercy y otros tres en Londres. Poco bagaje ante gente mucho más rodada.
Sin olvidar la distensión en el abdominal que le tuvo en jaque para el torneo. Pero Rafa no se iba a rendir antes de tiempo y no lo hizo. El momento de creer fue con 2-2 y 15-40, con una doble falta de Tsitsipas. Un ganador de derecha y un tiro del manacorí a la red lo dejaron sin premio.
Lo volvió a intentar el campeón de 19 grandes, sin éxito, en el séptimo asalto. Se le marchó otra ocasión de ‘break’ Y otra vez en el noveno. Esta vez lo consiguió para tener su saque para firmar las tablas. A la hora y 46 minutos se empezaba de cero.
El escenario parecía el ideal para el mejor tenista del planeta. Pudo dar el golpe definitivo en el quinto juego de la continuación, con un 2-2 y 15-40. El tenista de Atenas lo salvó, dejando atrás la etiqueta de novato y mostrando una gran madurez. La grada, a diferencia del Federer-Djokovic, estaba mucho más dividida.
Un pasante marca de la casa fue la antesala de una posible rotura en el séptimo asalto. Otra vez se marchó. No pasó lo mismo en el undécimo juego. Así cantó victoria, después de un 1/8 en puntos de ‘break’. Nadal se regaló la mejor manera de recibir el trofeo que le acredita como el número uno de 2019.