Hidalgo Sport.- Ciudad de México. El olor de las flores se desprendía sutil, igual que la música de cámara, cuando llegó el ataúd dorado con las cenizas de José José al vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, más de media hora después de lo programado.
En el homenaje al Príncipe de la Canción se percibía un ambiente de triste felicidad, tal vez porque el final de la historia estuvo embargada de polémica y claroscuros. Una aceptación forzosa se respiraba y se percibía una paz momentánea, luego del calvario que vivieron los hijos mayores del cantante en Miami tras su muerte.
José Joel y Marysol, los hijos mayores del cantante y Anel Noreña, la primera esposa, iniciaron el homenaje, con música de fondo. La nave del olvido y El triste, interpretadas con la Orquesta Sinfónica Nacional, que propiciaron algunas lágrimas y gritos de “¡Te queremos José!”.
Siguieron de manera sucesiva las guardias de honor con la familia e hijos del cantante, funcionarios y artistas como Emmanuel o Lucía Méndez.
En cuanto empezó la ceremonia el público pudo pasar frente al féretro para despedir a su ídolo. La gente lanzó vivas, aplaudió y mostró su aprecio por la familia mexicana de José José.
Mientras José Joel, Marysol Sosa y Anel Noreña permanecían sentados a un costado del ataúd dorado, en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, los seguidores pasaban frente al féretro lanzando porras y gritos de apoyo a la familia: “Sí se pudo, sí se pudo!”
Con emoción, luego de haberse formado durante un tiempo considerable , el pueblo, quienes “ aman verdaderamente a José”, acudieron al homenaje para hacerse presentes, en una despedida, que algunos definieron “como un verdadero milagro”.
Las personas de todas edades, que llegaron al recinto para despedir al intérprete de Almohada, hubieran querido permanecer más tiempo adentro del Palacio de Bellas Artes, pero tenían que avanzar rápido, a pesar de que la espera había sido larga.
Todavía había una gran fila que esperaba avanzar desde la estación Hidalgo del Metro, cruzando la Alameda Central. En el Eje Central, un grupo cantaba Lo pasado, pasado: “Pido un aplauso para el amor que a mi ha llegado”.
“Viva el Príncipe, te queremos José te queremos”, se repetía una y otra vez, tanto al interior como en la explana del recinto cultural.
“Gracias Dios mío, gracias”, balbuceaban algunas mujeres, luego de ver el ataúd, rodeado de flores blancas.
“Qué triste fue decirnos adiós” fue la frase plasmada en la gran foto colocada para honrar al cantante, misma que parecía sintetizar el ambiente en que llegaron sus fieles seguidores con fotos, flores y sus celulares para inmortalizar el día de la despedida a José José, antes de que la mitad de sus cenizas tengan como última morada el Panteón Francés.
Desde antes de las ocho de la mañana alrededor del Palacio de Bellas Artes llegaron seguidores del Príncipe de la Canción con fotos y cárteles con su imagen.
En el vestíbulo del recinto fueron colocados una alfombra roja, arreglos y coronas de flores, así como una fotografía del intérprete, que destacaba sobre la escalinata principal.
Además de la Sinfónica Nacional, mariachis, un trío huasteco y las voces de tenores, evocaron la figura y los temas emblemáticos del cantante.
El féretro del cantante es una pieza enchapada en oro de 24 quilates llamado “The Promethean”, un modelo similar al utilizado en los funerales de Michael Jackson, Aretha Franklin y James Brown.
Parte de las cenizas de José José llegó esta mañana al país en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, en el que también viajaron Marysol y José Joel. De ahí se trasladaron directamente al Palacio de Bellas Artes..