Hidalgo Sport. Marca.- El Atlético logró imponerse al Real Betis en un partido duro y disputado. Ángel Correa, que saltó en la segunda parte en sustitución de Thomas Lemar fue el autor del tanto de la victoria. El argentino robo un balón realizó una perfecta pared con Thomas y batió a Pau López con un fuerte y ajustado disparo desde la frontal.
Con este triunfo el Atlético es líder provisional a la espera de lo que hagan Barcelona y Sevilla en sus respectivos partidos. El Betis extrañó a Andrés Guardado, que se tuvo que retirar lesionado en la primera parte.
Correa es la antítesis de este Betis. Jugador vertical, anárquico, caótico las más de las veces, Ángel no tiene término medio ni entiende de posesiones ni apuesta por la elaboración. El 10 del Atlético tira hacia adelante y ahí se las den todas. Una recuperación, un servicio de Thomas, un zapatazo ajustado desde el borde del área y tres puntos que se quedan en el Metropolitano ante un rival de enjundia. Si se atiende al estilo verdiblanco no se encuentra ubicación sencilla para Correa, pero seguro que esta vez Setién hubiera preferido tenerlo de su lado. Así, al menos, se hubiera ahorrado el gol del rival.
Correa y Thomas habían aparecido en el segundo acto para que Simeone echara más leña al fuego que había encendido sobre la media hora de partido. Hasta entonces la pelota era del Betis, cuestión que se esperaba, pero de forma absolutamente abusiva, cuestión que no se esperaba tanto. El Atlético no sabía en el arranque si acudir a la presión o esperar atrás, de manera que, como suele suceder en estos casos, no hacía ni lo uno ni lo otro. Más preocupados por la zona a tapar que por el movimiento de los rivales, los rojiblancos no atendían al hecho de que cada futbolista heliopolitano que recibía contaba como mínimo con una opción para devolverla. Tuya, mía y seguimos.
También es cierto que ese dominio abrumador apenas dio para una ocasión… que curiosamente llegó en la jugada más rápida construida por los de Quique. La tenía Pau oteando el horizonte y en cosa de un par de segundos Loren encaraba a Oblak para que, en todo caso, se le hiciera de noche en el disparo. Como el Atlético se afanaba en cerrar las bandas, el agujero se generó justo por el centro: ése fue el único lance en el que el fútbol visitante devino en vertical.
Se impacientaba el Metropolitano entonces, porque una cosa es que cedas la posesión para buscar el robo, y a partir de ahí la contra, pero otra muy distinta que atiendas pertrechado desde atrás, y sin afán por la recuperación, al toque continuo del rival. Fuera ese murmullo fuera el baile del Cholo desde el banquillo, el caso es que sobre los 30 minutos el Atlético decidió arrimarse. A costa de rascar cuando fuera necesario, pero arrimarse al fin y al cabo. El Betis ya no jugaba tan fácil y el que tenía labor era Undiano.