Hidalgo Sport. Luis Carlos Léon.- Como si de la toma de La Bastilla se tratase, un puñado de 23 franceses han recorrido los campos rusos, de esos de los que ni Hitler pudo huir, de una manera formidable y con suma cadencia para por fin instalarse en la antesala de la victoria.
Desde los recorridos innumerables de N´Golo Kanté, pasando por la sublime y férrea marca de un Raphael Varane, las manos más que seguras de Hugo Lloris y la alegría de un más que increíble Antonie Griezmann, Francia ha superado cada etapa, con suma solvencia y amplio dominio de partido.
En primera ronda parecía que los galos no tendrían una batalla por demás complicada, pues al compartir sector con Australia, Perú y Dinamarca se antojaba para que ocurriera lo más idóneo, que era el ocupar el primer puesto de su sector.
Con el pasar de los partidos, la selección que cuenta con un gallo en el pecho, mismo que se tomó como emblema desde la Revolución Francesa, parecía que se quitaba las lagañas y comenzaba a cantar sin problemas sus victorias por montones, y ante Argentina surgió un joven con las mismas ganas de Juana de Arco, para poder terminar con la Guerra de los Cien Años.
Apareció con dos años más que Juana, con 19, un tal Kilyan Mbappé, para por fin culminar con la guerra de los 20 años, sin ser campeones mundiales que llevaba librando Francia y que pudo haberse terminado al menos 12 años antes, de no haber sido por los penales errados en la final de Berlín.
Como su himno lo dice “Allons enfants de la Patrie, Le jour de gloire est arrivé !” (Marchemos hijos de la patria, el día de la gloria ha llegado), Francia salió ante Bélgica con la enmienda de superar a uno de los combinados más poderosos de la actualidad, y que además venía de eliminar a una Brasil llena de figuras y un figurín de cristal.
Aux armes, citoyens!, Formez vos bataillons (a las armas ciudadanos, formen sus batallones), y a las armas fueron, pues tras un cabezazo de Umtiti, el cielo se abrió para los hijos de Napoleón y tomaron las riendas del partido, supieron los ritmos del juego y de nueva cuenta con un principito al más puro estilo de Antoine de Saint-Exupéry, pudieron culminar de forma maravillosa una semifinal densa y con poderío de ambos lados.
Como en el 98, de la mano de Zidane, Barthez, Petit, Deschamps y compañía, esta selección busca igualar esa hazaña, cambiando solo los nombres a Griezmann, Pogba, Kanté, Varane, Umtiti, Matuidi, Lloris y Mbappé.
Con el gallo en el pecho, Napoleón en la sangre, Juana de Arco en la memoria y demasiados genios en el ADN, el conjunto francés volverá a estar a las puertas de la gloria e intentará bordarle una segunda estrella a ese emblema que se utilizó en una guerra que dio inicio con la toma de una cárcel.