Hidalgo Sport.- Iván Lozada.- La respuesta de la afición fue grandiosa, las puertas del estadio Hidalgo se abrieron 19:15 y bastó una hora para que luciera repleto, en la gran final de la Liga de Campeones de la CONCACAF entre los Tuzos y los Tigres, donde se mantuvo la fiesta hasta el final.
Primero ingresó la afición regiomontana, que desde el transcurso del día se hizo presente en los principales lugares turísticos de la capital hidalguense como el Reloj de Pachuca y las plazas comerciales.
Unos tres mil aficionados de Tigres entraron a la madriguera de los Tuzos, mientras que el equipo local, aprovechando la brecha que se abre en los juegos de CONCACAF, mostraron colores y banderas que engalanaron el escenario para una gran final.
André Pierre Gignac, dos horas antes del partido, fue el primer jugador en pisar el césped, con audífonos y una bermuda llegó a mitad de cancha para permanecer unos diez minutos y posteriormente retirarse a su vestidor.
Cuando los equipos saltaron al terreno de juego para el calentamiento previo al cotejo, el estadio ya lucía lleno, la entrada de ambas escuadras provocó las primeras porras y guerra de barras alentando a sus favoritos.
La fiesta se redondeó con los seguidores de los Tuzos presentes, coreando la entrega del trofeo y de las medallas, en una fecha histórica para el Pachuca, que con méritos propios levantó la copa de campeón.
Y sin más, comenzó la final que daría por resultado al representante de CONCAF y en este caso México en el Mundial de Clubes en Abu Dabi, en diciembre.
