Hidalgo Sport.- Las gradas del estadio Hidalgo no se pintaron del blanquiazul de los Tuzos sino de azul y amarillo impermeable.
La lluvia pareja durante los 90 minutos, que además comenzó tres horas antes del juego y despidió al público de la misma forma, incomodó a todo mundo en el Hidalgo, aunque hubo un gol que provocó que todo ello valiera la pena.
Aun cuando los tradicionales vientos en esta ciudad hicieron del techo un mero adorno pues la gran mayoría pasó el partido bajo agua, los seguidores tuzos salieron satisfechos casi por completo.
La mano de Efraín Juárez que no fue marcada como penal derivó en gritos de “¡hijo de pu…, hijo de pu…!” tras el silbatazo final para el árbitro Luis Enrique Santander, mientras Antonio Mohamed abandonaba la cancha con las manos extendidas hacia abajo en señal de calma, para luego señalar a algún lado que imaginó Monterrey porque todavía falta el partido de vuelta.
Para esa tranquilidad ayudó la marcación del árbitro, figura a quien Rayados debió agradecer por segunda vez en los últimos cinco días por la jugada dudosa que les favoreció al final de la serie contra América.
Por lo apretado que preveía la serie, la jugada polémica de esta noche provocó que el entrenador Diego Alonso corriera como energúmeno desde la banca hasta la línea de banda para reclamarle al silbante, aunque luego celebró con la misma intensidad el cabezazo de Franco Jara para el 1-0.
Ahí explotó por completo el Hidalgo, con gritos que contrastaron con la decepción de la afición visitante, aproximadamente mil seguidores que ocuparon una de las esquinas de un inmueble donde hubo tanta agua como pocos goles.