Hidalgo Sport. Medio ti8empo.- Con una tuvo, y se lo dijo a todo el Estadio Omnilife. “Una, una”, gritó en elegidas ocasiones Ángel Reyna, después de liquidar a unas Chivas que siguen sin encontrar el camino.
Guadalajara volvió a su casa, tras el tercer aniversario de su inmueble, el Omnilife, para mantener la costumbre con la que cerró el torneo pasado. Se fue con derrotas en el pasado certamen, y ahora empezó como local de la misma manera.
Guadalajara cayó en casa 2-0 ante Veracruz, un tiburón que supo morder en los momentos precisos: en el arranque, y cerca del final, con Ángel Reyna como gran figura del plantel.
El inicio de la primera mitad fue avasallador por parte del Guadalajara, pues apenas en el primer minuto de juego, Michael Pérez tuvo un remate de cabeza y de “palomita”, que erró en el intento, al ser detenido por el arquero Leonín Pineda. Prometedor inicio para los rojiblancos, en su debut jugando como local.
Sin embargo, Veracruz dio la sorpresa en el arranque del encuentro, atestó un golpe que en el primer lapso resultaría una anestesia. El colombiano Christian Marrugo hizo una triangulación en la zona de tres cuartos de cancha, no se dio el tiempo para recibir y empalmó la pelota con el empeine para tocarla por encima de Luis Michel, poniendo adelante a los veracruzanos, apenas a los cuatro minutos de la parte inicial.
Chivas no supo qué hacer en toda la parte inicial. Más allá de que los visitantes no tuvieron otra ocasión clara como la que les permitió ponerse en ventaja, los rojiblancos apenas si tuvieron dos ocasiones, teniendo entre ellas, la más clara una situación de Jesús Sánchez, minutos posteriores a la ventaja de los escualos.
Los errores volvieron, así como los viejos fantasmas se postraron sobre el Estadio Omnilife, ante un impetuoso Ángel Reyna, quien buscó hacer daño de manera insistente sobre el arco de Chivas. Inclusive, en una ocasión, provocando un desacierto de Héctor Reynoso, quien perdió la pelota en una zona definitiva, pero que Reyna no logró
Juan Antonio Luna, técnico del cardumen, debió prescindir de los servicios del guardameta Leonín Pineda, quien tras un encontronazo con un compañero de la zaga, tuvo que salir del terreno de juego, para darle lugar a Edgar Hernández en el marco.
Desde qué Veracruz hizo su gol, los escualos se dedicaron a defender su tanto a favor, la ventaja que les abría la puerta para sumar, otra vez, de tres puntos, y que poco a poco fue desesperando a los locales.
En la arte complementaria, Benjamín Galindo modificó en su ataque, y dejó fuera del campo a un inoperante Miguel Sabah, quien durante la parte inicial no tuvo una sola ocasión para tratar de emparejar lo que Marrugo puso en ventaja muy temprano en el encuentro. Su lugar fue ocupado por Carlos Fierro, quien a la larga terminaría jugando pegado a la banda izquierda.
Marco Fabián se perdió la ocasión más clara para Chivas en la parte complementaria, y quizá en todo el encuentro. Omar Esparza se atrevió, al 49′, a patear de media distancia, quedando el esférico en opción para Marco, quien no logró empujar con precisión para superar al arquero de los Tiburones.
Los visitantes no se salieron de su libreto. No siquiera tuvieron que reintentar ante la marejada de opciones que intentó generar Chivas, sin mucho éxito. Por momentos, Juan Antonio Luna modificó la última línea, pero el resultado terminó siendo el mismo.
Galindo Marentes siguió en la búsqueda de opciones: Giovani Hernández y Ángel Zaldivar buscaron ser las alternativas para un Guadalajara maniatado y herido de muerte, anestesiado y semi noqueado, que se revolcaba ante la posibilidad de ver nuevamente derrocada su casa, con otra derrota.
En la última jugada del encuentro, Ángel Reyna lo definió por completo. Una pelota al volante capitalino, y tras encarar la marca de Héctor Reynoso, quedó en mano a mano con Luis Michel, y tras tocar raso la pelota, al poste izquierdo del arquero de Chivas, la colocó de manera precisa para fulminar a un Guadalajara que sigue inoperante en su casa.
La gente se fue del Omnilife con la cabeza gacha, y las manos en los bolsillos. La tristeza y las derrotas parecen ser el pan de cada día en una casa que, para Chivas, sigue pareciendo tan ajena.