Hidalgo Sport.- Brasil. Rafael Ramos Villagrana.- Dos goles de Javier Hernández, en un asalto aéreo al desguarnecido Japón, le dan al Tri su única e inútil victoria en la Copa Confederaciones. 2-1 el veredicto, ante un Japón que había incinerado sus dragones ante Italia.
Para el Tri sólo queda rescatable la victoria, que no entrega nada, a no ser el quitarle el disfraz de ridiculez a este rendimiento de la selección en la Copa Confederaciones, manchado encima por pasajes de indisciplina.
El Tri Mayor reposa hasta 6 y 10 de septiembre cuando deba asumir de nuevo el Hexagonal Final de la Concacaf.
Para el anecdotario, Javier Hernández llega a 35 goles, suma siete de los últimos ocho marcados por México y además se coloca a sólo 11 tantos de alcanzar a Jared Borgetti, el máximo realizador del Tri.
UN RESPIRO…México salió bajo el dictamen de sus circunstancias. Nada que perder, porque lo había perdido todo; nada que ganar, porque la bancarrota eb la Copa Confederaciones no se salvaba ante Japón.
Así, con la doctrina de la pusilanimidad, el Tri salió a arrastrar sus culpas con un anhelo de penitencia. Cambios hasta en la portería, con Guillermo Ochoa recibiendo un dedazo de atole de consuelo.
Japón por su parte, pareció haber agotado sus dragones ante Brasil e Italia y se dedicó más a cazar guarnecido que a ir de cacería.
En ese forcejeo, carente de pasión, sólo intensidad obvia, las opciones de gol escasearon. Japón tuvo las primeras e incluso el anulan un gol legítimo a los 9 minutos, cuando Shinji Okazaki endereza el rumbo a un disparo de Kagawa.
Guillermo Ochoa responde con un par de atajadas, cuando los japoneses encontraban vía abierta por el terreno frágil de Gerardo Torrado, quien ratifica, su obsolencia, su caducidad como seleccionado mexicano.
Le mejor respuesta es cuando los alegres compadres del Terma Cantaurus según los testigos-, encuentran esa empatía y simpatía para producir ofensivamente, y Guardado y Gio le ponen ritmo y verticalidad a su ataque, tratando especialmente de satisfacer las peticiones de Chicharito Hernández, reclamando esos balones que suele anticipar.
Sin embargo, la única temblorina, literal, a Japón, se la puso el mismo Guarado cuando, total mente solo, sin marca, con tiempo y espacio, pesca de seco cabezazo el balón, pero se estrella en el poste derecho.
El primer tiempo se escurrió en esa simpleza y llaneza, interrumpido además por una falta casi cada dos minutos, con 21 infracciones en el primer tiempo, y obligando a la muchedumbre modorra a recurrir a la ola eventualmente para mantenerse despierta.
PROMESAS, PROMESAS…
Con la tolerancia exhibida por Japón, México lee, finalmente, la posibilidad de atreverse. Y especialmente por arriba. Y aparecerían sobre el cielo nipón los kamikazes mexicanos.
Al minuto 48, y nuevamente de cabeza, el Tri amenaza con remate de cabeza de Alonso Jiménez, quien ratifica que el sitio de acompañante de Hernández en el ataque mexicano le pertenece, y que a pesar de su afición por los extintores, es el jugador más incendiario como cómplice ofensivo.
Tras la advertencia de Jiménez, llega la firma de Chicharito. Cobro de Guardado tras penetrar por izquierda, y Hernández anticipa de cabeza, ante la impotencia de la zaga japonesa por obstruirlo. 1-0.
Y en la fragilidad evidente de Japón en el juego aéreo, aparece de nuevo Chicharito. Cobro de Gio desde la esquina, Mier prolonga de cabeza y entre dos zagueros y el portero, auténticas estatuas de sal, Hernández no perdona. 2-0.
Con el 2-0, despierta Japón. Empieza a encimar al Tri y a aprovechar la Garita de Torrado. Al 85 consolida en el marcador sus esfuerzos. Centro de Kagawa y ante la lenta defensa mexicana, que no sigue, ni anticipa, ni lee la jugada, le permite Okazaki hacer el 2-1.
México tendría la oportunidad de ampliar el marcador. Penalti sobre Hernández. Él mismo reclama sr el verdugo, pero muestra demasiado sus intenciones y Kawashima adivina, y el contrarremate lo estrella en el larguero de manera increíble.
2-1. Festín para los conformistas y alimento fresco para las justificaciones.