Hidalgo Sport. Agencias.- La ironía de la vida lo sorprendió y le cambió el panorama. Avilés Hurtado, refuerzo de los Tuzos del Pachuca, puede contar una historia de infancia difícil, recursos limitados y trabajos forzados para ayudar a su familia. Para su fortuna, el destino y el futbol se unieron para darle los mejores momentos de su vida.
Avilés Hurtado trabajaba en las minas de Timbiquí, Cauca, para encontrar oro, sin embargo encontró el verdadero premio equivalente al sueño dorado en el momento en el que pateó un balón.
Durante su etapa de crecimiento, Hurtado acostumbraba ir a la mina y después jugar con sus amigos en la calle. No tenía un balón, pero con bolas hechas con trapos o utilizando envases de lata vacíos, podía divertirse y enamorarse de la práctica del balompié. La pobreza invadía a la familia de Avilés, y él sentía la necesidad de hacer algo por ellos.
“Yo sólo quería sacar a mi familia adelante, jamás pensé que la vida me iba a dar semejante premio”, cuenta el nuevo jugador de Pachuca, quien no tuvo que hacer un proceso de fuerzas básicas al ser encontrado por los cazatalentos del Jamundí pateando un balón roto.
Los deseos de Avilés Hurtado radican en tener el éxito que tuvo Miguel Calero y Andrés Chitiva con Pachuca. A su vez, desea dejar su propio legado en Europa en algún momento, como algún día lo hicieron Zinedine Zidane, Ronaldo, Luis Figo y demás estrellas de las que poco supo al no contar con un televisor en casa.
Su arribo a la Bella Airosa es el regalo esperado. Quien en su momento debió abandonar América de Cali porque no le pagaban, hoy tiene con Grupo Pachuca la mejor oportunidad de trascendencia que la vida le ha dado.