Hidalgo Sport. EFE.- El Real Madrid se mantuvo fiel a la historia reciente de los derbis madrileños y extendió la hegemonía de los trece últimos años en un duelo intenso, con más pelea que futbol, que decidió la actuación de Cristiano Ronaldo, autor de bello un tanto de falta y asistente de Mesut Özil (2-0).
Tensión. Intensidad. Ritmo diabólico. El duelo nació igualado, con un Atlético de Madrid mostrando su crecimiento. El juego tenía tanta velocidad como imprecisión en los últimos metros. Diego Costa tenía cuentas pendientes con Pepe y Ramos de la pasada temporada. El brasileño no paró de incordiar. A los trece minutos sentó a Ramos en el costado izquierdo y asistió a Falcao. El colombiano ganó la partido a Pepe y remató a placer. Casillas rescató su imagen de salvador. Inventó una parada repleta de reflejos.
Arda cometió un error infantil. Una mano cercana a su área en un balón dividido. Cristiano chutó y se reencontró con el gol de falta. Tras mil intentos el destino le tenía guardado conseguirlo ante el último rival al que había marcado a balón parado hace ocho meses. Su disparo sorteó la barrera en trayectoria ascendente y cuando cambió a descendente, bajó a una gran velocidad pegada al palo derecho de Courtois, que mientras se estiraba sentía impotencia.
Había llegado la hora de Özil. Aparecían espacios y es cuando se encuentra como pez en el agua. Primero asistió a Benzema, que chutó abajo al meta rojiblanco. Luego a Cristiano que con su zurda no encontró puerta. Y acabó marcando la sentencia. Ronaldo más generoso que nunca puso el broche con un pase perfecto a Mesut que definió con tiempo abajo. La grada enloquecía.
La resurrección madridista se había cumplido. Seguirá luchando por defender el título y esperando fallos. La vida sigue igual en el derbi madrileño.