Hidalgo Sport.- Los días más soleados del año son la antesala olímpica en el normalmente lluvioso Londres. Todo genial en cuanto a paisajes, comodidad, turismo, masas bronceándose en los parques, deportistas corriendo en la ribera del Támesis… Salvo por una consecuencia negativa: es precisamente el clima que eleva más los niveles de contaminación de aire en esta capital.
Simon Birkett, fundador de la campaña Clean Air London (Aire Limpio en Londres), explica: “es un maravilloso inicio para los Olímpicos este cielo azul, pero en términos de contaminación de aire es una tormenta perfecta; el viento casi ha desaparecido por completo, empieza a desplazarse hacia el este, lo que lleva la contaminación de vuelta a esa zona en vez de llevársela de Londres”.
Y el común de las instalaciones olímpicas se encuentra exactamente en el este de la ciudad. En una rápida charla frente al cada vez más complicado tráfico, Birkett establece una relación entre los actuales volúmenes de polución y el desempeño de los deportistas: “atletas de largas distancias, atletas de resistencia, podrían verse afectados, como maratonistas o ciclistas de ruta. Esos atletas de resistencia podrían sentir presión en el pecho y si son asmáticas deberán medicarse”.
El Comité Organizador verdaderamente ha preparado los Olímpicos más verdes de la historia, con énfasis en reciclaje, en disminuir al máximo histórico el impacto ambiental, en regenerar áreas y canales hasta hace poco podridos. No obstante, las autoridades londinenses ya han sido en el pasado reciente objeto de críticas por la ineficacia para atajar los niveles de contaminación de aire.
Este miércoles entra en vigor el sistema de carril olímpico, lo cual multiplicará el volumen de tráfico y embotellamientos. Quitar un carril a las principales calles y ponerlo a disposición exclusiva de familia olímpica, tiende a ser otro factor que eleve la contaminación. Semanas atrás se hizo una recreación por computadora de dicho programa y el resultado fue un notable aumento en ozono y partículas (sobre todo, dióxido de nitrógeno).
Y mientras Londres disfruta de unos merecidísimos días de cielo azul tras tanta lluvia en abril, junio y la primera quincena de julio, crece la posibilidad de que el buen tiempo termine en el peor momento, es decir, en plena noche del viernes, cuando sea momento de inaugurar.
Lo de la lluvia está en manos del destino, pero lo de la puntualidad tendrá que ser consecuencia de un buen operativo; espectadores, voluntarios y bailarines llegaron tarde al ensayo de la inauguración del lunes, debido al paro de servicios en la línea principal del metro que llega al estadio olímpico; algo imperdonable para estas alturas.Twitter/albertolati