Hidalgo Sport. ESPN. Carlos Bianchi.- Lo que parecía impensado antes de la ida de semifinales de la UEFA Champions League ahora se convirtió en una posibilidad concreta: tras las derrotas de Real Madrid y Barcelona, ¿cómo no tomarse el permiso de pensar, al menos por una décima de segundo, en una final sin los candidatos?
Lo cierto es que las dos series quedaron abiertas, pero eso significa que uno o los dos españoles pueden quedarse sin pasaje a Munich. Y como si esto fuera poco, el sábado se medirán entre ellos en un partido que tendrá consecuencias no solamente en la Liga sino también en la Champions.
El Barcelona llega en peor posición por donde se lo mire: cuatro puntos abajo en el torneo local, con un día menos de descanso antes del derbi y otro día menos de descanso previo a la revancha con Chelsea, ya que jugará el martes. Y además, no anotó de visitante, con lo cual un gol inglés lo obliga a anotar tres para clasificar.
Pero tampoco es sencillo el panorama para el Real: una derrota en el Camp Nou lo dejaría sin margen de error para el resto de la Liga, y ni que hablar del efecto psicológico que tendría sufrir una goleada, efecto que seguramente se trasladaría a la vuelta del miércoles en el Bernabeu ante el Bayern Munich.
Y atención, que el Bayern ya no pelea su campeonato local, y tiene un poderío y una actitud ofensiva que hacen que el gol de visitante del Madrid no tenga tanto peso. Chelsea, por su parte, tiene un partido difícil en la Premier ante el Arsenal, pero la profundidad de su plantel le permite descansar a su gente más importante para viajar a Barcelona.
Igualmente, no nos anticipemos. Lo bueno es que a partir de las derrotas de los españoles, el derbi del sábado va a ser un partido todavía más interesante, sabiendo que habrá tanto en juego y que los dos deberán buscar reservas físicas y morales para lo que tienen por delante.
CHELSEA-BARCELONA: UNA FOTOCOPIA
El partido del miércoles fue una repetición de cualquier encuentro del Barcelona: los de Guardiola dominaron y monopolizaron el balón, frente a un adversario que solamente tuvo en mente achicarle los espacios para cerrarle todos los caminos hacia el arco.
Por más que suene extraño, el Chelsea se defendió en su cancha con todos sus hombres, ya que el 4-5-1 que planteó terminaba transformado en un 4-6, con Drogba bajando una y otra vez para colaborar con su mediocampo. Ashley Cole, siempre tan propenso a pasar al ataque, estuvo más contenido que nunca, mientras que Matas dejó de ser enganche para ser contención.
También es cierto que al Barcelona le pasó lo que ya marcamos en semanas anteriores: le gusta tanto tomarse todo el tiempo del mundo para construir sus jugadas, que le dio tiempo al Chelsea para replegarse y quitarle todos los espacios, haciendo que no les quedara ni un centímetro para tirar esa pared o ese pase en profundidad que deja a un hombre cara a cara con el arquero.
Es decir que cuando buscaba por adentro, el Barcelona tardaba tanto que el adversario le levantaba una muralla; y si intentaba por afuera, no tenía una referencia clara de área, con lo cual la jugada recomenzaba, y si de casualidad llegaba algún centro, volvía despejado por los centrales.
Al mismo Messi se le hacía dificultoso desequilibrar con su gambeta, porque aún cuando lo consiguió muchas veces, arrancaba lejos del arco y terminaba teniendo a dos volantes que lo corrían de atrás, más dos o tres defensores que lo recibían de manera escalonada.
De cualquier manera, Barcelona hizo suficientes merecimientos para llevarse un resultado mejor. Le faltó a los de Guardiola esa pequeña pizca de suerte: tuvieron un remate en el travesaño y un despeje sobre la raya de Cole cuando estaban 0-0, más una jugada clarísima que Alexis Sánchez definió desviado y la del final, en la que Pedro encontró el palo y Busquets la tiró alta afuera con el arco descubierto.
Para el Chelsea, la suerte fue inversamente proporcional: en la única llegada realmente clara, de contra y cuando se acababa el primer tiempo, Drogba anotó y se llevó su premio por todo el esfuerzo que hizo peleando arriba en solitario.
En definitiva, una serie abierta: un gol no es gran diferencia, y menos ante el equipo más ofensivo del mundo, pero un descuido en casa puede poner al Barcelona al borde de la eliminación.
BAYERN MUNICH-REAL MADRID: MÁS PROMESA QUE REALIDAD
El partidazo que prometían protagonizar estos dos grandes del fútbol europeo terminó siendo un partidito: dejó mucho menos de lo que se esperaba, y eso porque prácticamente en todo momento las defensas fueron superiores a los ataques.
El Madrid arrancó mejor, como si el Bayern le tuviera demasiado respeto al poderío ofensivo de su rival. Los alemanes parecían no quererse jugar de entrada, e incluso cuando convirtieron el primer gol, daban la impresión de estar contenidos y conformarse con la mínima diferencia o esperar que el segundo llegara por decantación.
Los españoles tampoco parecían muy disgustados con el resultado, pero aún así, llegaron al empate, en una jugada en la que tomaron al Bayern de contramano. De hecho, el gol tendría que haber venido en el primer intento con Cristiano Ronaldo, que definió displicente, pero Benzema volvió a desequilibrar y terminó tirando al arco que el portugués corrigió tocando atrás para que Ozil convirtiera.
Y así como el Bayern se había conformado con el primer gol, lo mismo hizo el Madrid. Mourinho hizo cambios defensivos y volvió a ceder la iniciativa, tanto que faltando 20 minutos pensé que estaba todo dado para que el Bayern anotara el segundo.
El gol de la victoria tardó en llegar, pero lo hizo, y así dejó una serie de pronóstico abierto para la vuelta. Real Madrid se fue feliz con su gol de visitante, pero ojo que los alemanes no se achican en ningún campo, y menos un grande como el Bayern Munich.
Un detalle más: el árbitro fue demasiado permisivo, tal como lo había sido en la final del Mundial 2010. No castigó con toda la dureza necesaria el juego brusco, sobre todo de parte del Real Madrid, y por lo menos Marcelo debió irse expulsado.
Ahora, habrá que esperar qué sucede el fin de semana en el derbi de España y con Chelsea y Bayern Munich en sus respectivas ligas. Pero las dos series están abiertas y la promesa de buen fútbol sigue vigente para la vuelta.
Felicidades.