Hidalgo Sport. Medio Tiempo.- Mientras el pequeño Checo Pérez veía los primeros rayos de luz en la vida, a inicios de los años 90, el joven promisorio, y ya exitoso Carlos Slim Domit, culminaba su preparación para la vida empresarial en la Universidad Anáhuac de la capital del país, como licenciado en Administración de Empresas.
Pasaron unos pocos años y “Checo” crecía con su pasión por los autos -jugaba con sus carritos de tracción- y su afición al futbol, teniendo como primeros colores los de los Tecos de la Autónoma de Guadalajara. Carlos, por su parte, ya encabezaba una importante cadena de restaurantes y tiendas.
Así transcurrían los días de dos hombres que forjaron una amistad que fue más allá de los vínculos laborales: hoy, el piloto Sergio Pérez Mendoza escala peldaños de manera trepidante para alcanzar, en muy poco tiempo, los cuernos de la luna en el mundo automovilístico, mientras que Carlos Slim Domit encabeza la Escudería Telmex, y de su mano, ambos pudieron llegar a la máxima categoría, donde Checo ya se subió a un podio tras el segundo lugar en el Gran Premio de Malasia.
Mencionarle el apellido Slim a Checo es señal inequívoca de provocarle una sonrisa, y con ello refleja lo importante que es para él esa familia, y en especial Carlos Jr.
“Bien, muy bien. Me llevo súper bien con ellos, especialmente con Carlos (Slim Domit), es un gran amigo para mí, lo estimo mucho, juntos hemos llegado hasta donde estamos ahora”, explica Sergio en charla con Medio Tiempo.
Pero el forjador de esta relación, un vínculo inquebrantable en la vida de las dos familias, fue el padre de los hermanos Pérez, dos de los pilotos más importantes en nuestro país: Antonio Pérez Garibay, quien recordó los inicios de esta fraternidad.
“Hace aproximadamente 14 años yo trabajaba con (el piloto) Adrián Fernández en su proyecto, tengo una muy buena amistad con Carlos desde hace muchos años, mis hijos estaban muy chiquitos y los llevaba a las carreras, en esa época mis hijos corrían Go Karts y Carlos decide apoyarlos desde muy pequeños con la intención de llevar a uno rumbo a Fórmula 1 y otro a la serie NASCAR”, recordó el padre de los dos corredores.
Don Antonio da única y exclusivamente el crédito a los logros de sus hijos, al empresario mexicano, por cuyas venas corre la sangre con la misma intensidad que hace el Sauber de “Checo” en las pistas de la Fórmula 1.
“No hay nadie más en el proyecto de mis hijos que Carlos Slim, él es quien los ha llevado por el buen camino, los ha guiado, los ha apoyado. Después vino el talento de ellos, pero sin su apoyo, esto no hubiera sido realidad, aquí la persona más importante en el proyecto de mis dos hijos es Carlos Slim”, argumentó.
No en balde, la pasión de Carlos Slim Domit lo ha llevado a formar parte del Senado de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), el cual se conforma por diez miembros, los cuales determinan las acciones y el sendero que debe tomar dicha Federación, y de igual manera, orientar al manejo financiero de dicho organismo.
Ese vínculo fue el que ayudó a que a principios de octubre del 2010 se anunciara que, tras 30 años de ausencia, un piloto mexicano volvería a la máxima categoría en el automovilismo, como recordó Checo, tras el aviso de su escudería.
“Fue una gran noticia (enterarme que iba a la Fórmula 1) y cómo olvidarlo, sólo fue apenas hace poco más de un año y lo recuerdo como si fuera ayer”, reconoció el piloto de la escudería Sauber.
De tal suerte, hoy, tras su primer año en la Fórmula 1, y el primer podio de Checo en el Gran Premio de Malasia apenas en su segunda temporada dentro de la gran carpa, queda claro que a esa relación entre los hermanos Pérez y Carlos Slim Domit le queda mucha cuerda, pues a ambas partes les vincula algo más que una relación laboral.